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El Ejército de Yemen lanza un ataque con tanques contra bases de Bin Laden

12 muertos y 22 heridos en la primera acción bélica de un Gobierno musulmán contra Al Qaeda

Enric González

El Gobierno de Yemen ingresó ayer, con armas y bagajes, en la coalición antiterrorista organizada por Washington. Bajo la amenaza de una intervención militar estadounidense, el presidente Ali Abdulá Saleh lanzó un ataque con tanques y helicópteros contra una aldea en la que se ocultaban, supuestamente, varios miembros de Al Qaeda. Los combates causaron 12 muertos y al menos 22 heridos. Es la primera vez que un Gobierno musulmán emprende una acción bélica contra la organización dirigida por Osama Bin Laden, que cuenta con numerosos simpatizantes en Yemen. El subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, afirmó ayer que lo que había sucedido con los talibanes debía servir como 'lección para otros gobiernos'.

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Fuerzas especiales de la policía y el Ejército yemeníes, desplegadas en un área conocida como Al Husun (a unos 140 kilómetros al este de la capital, Saná), abrieron fuego ayer de madrugada contra dos aldeas, Bayhan y Abidha, dominadas por el clan Al Jalal. La policía exigía desde 48 horas antes la entrega de dos personas, reclamadas por Washington por su presunta implicación en los atentados del 11 de septiembre; una de las personas era el jefe del clan, y la respuesta de Al Jalal fue negativa. Al conocer la reacción del clan, los helicópteros y los blindados abrieron fuego. Los combates duraron hasta el anochecer. Un portavoz del Ministerio del Interior yemení informó de que 'varias personas sospechosas' habían sido detenidas, aunque los individuos reclamados por la policía parecían haber escapado.

Yemen estaba en la lista negra de Washington desde mucho antes del 11 de septiembre. Tras los atentados de Al Qaeda contra las Embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, en 1998, quedaron al descubierto las conexiones entre la red terrorista y varios grupos tribales yemeníes. La CIA disponía de abundante información sobre los miles de ciudadanos de Yemen que se habían unido en los años ochenta a la resistencia afgana contra la URSS, ya que había participado en su financiación y entrenamiento, y sabía que buena parte de ellos se habían adherido después a Al Qaeda. Las relaciones entre Washington y Saná se tensaron al máximo en octubre del año pasado, cuando un comando suicida hizo estallar un bote bomba junto al buque USS Cole, anclado en aguas yemeníes, y causó la muerte de 17 marinos estadounidenses.

Bill Clinton, entonces presidente, exigió al Gobierno de Saná que permitiera la entrada en el país de un grupo de agentes del FBI para investigar los hechos, o asumiera una contundente represalia militar. El presidente Saleh accedió. Además de acoger una oficina del FBI, que sigue en funcionamiento, anunció la expulsión de unas 5.000 personas no yemeníes que se habían refugiado en el país tras combatir en Afganistán.

Los atentados del 11 de septiembre y el inicio de la campaña en Afganistán convencieron a Saleh del riesgo que asumía si su país seguía acogiendo a miembros de Al Qaeda. En octubre, un portavoz del Departamento de Estado declaró que Yemen albergaba 'uno de los núcleos organizativos de Al Qaeda más importantes del mundo'. A fines de noviembre, el presidente Saleh acudió a Washington para ofrecer 'toda su colaboración' y recibió, de manos de Bush, una lista de presuntos miembros de Al Qaeda establecidos en Yemen. El mensaje fue, según fuentes diplomáticas, muy claro: o el propio Saleh acababa con las personas incluidas en la lista, o se encargaría de ello el Ejército de EE UU.

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El embajador estadounidense en Saná, Edward Hull, declaró la semana pasada que Washington sabía con certeza que Bin Laden disponía de células activas en Yemen. Simultáneamente, fuentes diplomáticas estadounidenses indicaron que Abu Al Hassan, dirigente de la Yihad Islámica y de nacionalidad egipcia, era una de las personas que podrían ocultarse en Yemen, y recordaron que Jalid Al Midhar, uno de los secuestradores del avión de American Airlines que se estrelló contra el Pentágono, tenía un pasaporte expedido en Yemen. La presión de EE UU sobre Saná condujo ayer al inicio de las operaciones contra Al Qaeda.

Otros gobiernos incluidos en la lista negra de Washington, como Sudán, se mueven también con rapidez para evitar represalias. El vicepresidente sudanés, Ali Osman Taha, dijo ayer que no había 'ninguna razón' para temer un ataque estadounidense porque existía una 'amplia cooperación' entre ambos países. El fragilísimo Gobierno interino de Somalia, país sobre el que pesa una amenaza muy concreta de ataque militar por EEUU, indicó a su vez que helicópteros del Pentágono sobrevolaban con frecuencia el territorio y se quejó de que 'el Gobierno cristiano de Etiopía' azuzaba a EE UU para que atacara a los somalíes.

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