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Una mujer entra por primera vez en 750 años en la cofradía de pescadores de El Palmar

Helena Marco, una de las cinco mujeres que desde hace siete años pleitean contra la Comunidad de Pescadores de El Palmar, en L'Albufera de Valencia, ha sido la primera en inscribirse en la entidad después de que la junta general decidiera la pasada semana, por unanimidad, acatar la sentencia que reconocía el derecho de las mujeres a formar parte de la cofradía.Helena acudió ayer a la sede de la Comunidad, escribió su nombre en el registro, abonó la cuota anual y decidió renunciar al derecho de pesca depositando el redolí, símbolo de la pesca. 'Las mujeres debemos ser miembros en las mismas condiciones que los hombres y poder dejar en herencia a nuestros hijos, sin distinción de sexo, el derecho a pescar en L'Albufera si así lo quieren ejercer', dijo.

Helena se sumó a la reivindicación porque, por ser mujer, frente a su hermano, perdió los derechos que tuvo su padre sobre la pesca en L'Albufera. Pero además, sus hijos, frente a sus sobrinos, quedaban totalmente excluidos porque ella se había casado con un hombre que no es de El Palmar.

Ayer comentó: 'He cumplido algo por lo que no hubiera tenido que pasar tantos tragos, pero al fin se nos permite ejercer un derecho que la Audiencia Provincial de Valencia y el Tribunal Supremo nos ha reconocido y cuyo incumplimiento ha estado a punto de costar la prisión a la junta de la Comunidad'. Las otras cuatro mujeres, que como Helena fueron citadas por la Comunidad para hacer efectivo su ingreso el pasado viernes, se inscribirán en breve.

Un conflicto sin zanjar

Pero aunque la incorporación de las cinco mujeres se haga finalmente efectiva, el conflicto no está cerrado. El titular del juzgado de lo penal número uno de Valencia, que condenó a nueve meses de prisión a los doce miembros de la junta directiva de la Comunidad de Pescadores, aún no se ha pronunciado sobre si considera suficiente la inscripción de las mujeres para no avanzar en los trámites de ejecución de sentencia o exigirá que se cumplan otros términos de la sentencia, como el cambio de las normas y su ajuste a los preceptos constitucionales, sobre los que no prevalece el derecho de una entidad privada.

Otra batalla, ésta política, se libra sobre este asunto. El letrado de la Comunidad de Pescadores solicitó la mediación de la Generalitat Valenciana y ésta designó al consejero de Bienestar Social, Rafael Blasco. Desde hace dos semanas se mantienen secretas reuniones entre el mediador y las partes en un intento de buscar una fórmula que garantice la convivencia pacífica en El Palmar tras la incorporación de las mujeres. De momento, los intercambios, en los que también debe participar el Ayuntamiento de Valencia, generan pocas expectativas de alcanzar un acuerdo de forma inmediata. Y es que en El Palmar, un pueblo de 900 habitantes, cuya combinación de apellidos se reducen tanto que casi todos son familia, hay dos bandos y el uno ha retirado la palabra al otro.

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