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El turco Orhan Pamuk cree que su país no ha hallado una voz propia

El escritor publica en España 'El libro negro'

José Andrés Rojo

'Nuestra gente dejaba de lado sus propios gestos a una velocidad apenas perceptible y comenzaba a imitar los movimientos de otros, a identificarse con ellos', escribe Orhan Pamuk (Estambul, 1952) en El libro negro, una novela de casi 600 páginas publicada en Alfaguara. Es la de mayor ambición de cuantas ha acometido el escritor turco, y ha sido recibida con muy buenos ojos por la crítica occidental. Una voz auténtica en un panorama en el que reina el artificio.

Una nota con 19 palabras. Es lo único que le deja Rüya al narrador de la novela, Galip, un abogado de Estambul, cuando lo abandona. 'El placer, los celos, la seducción son ingredientes fundamentales de la novela', explica Orhan Pamuk en una conversación telefónica desde Estambul. 'No es una cuestión estrictamente sexual. Galip está obsesionado por la relación de Rüya con su hermanastro, Celâl. Es una historia triangular. Ocurre muchas veces en el amor, que aparece un tercero y vuelve a sacudir la antigua pasión'.

Celâl escribe una columna diaria en un periódico. La fuerza de las palabras y la capacidad de la escritura para reinventar el mundo se convierten, por el peso en la trama de este personaje, en una de las resonancias que invaden la novela. 'Hay dos tipos de personas', explica Pamuk, 'las que cuentan historias y las que las escuchan. En la novela, Galip es de los que las escuchan y quiere ser de los que las cuentan. De ahí su admiración y su afán de sustituir a Celâl. Esta historia muestra, por otro lado, el trasfondo cultural y político de la actual Turquía. Es un país que todavía no consigue encontrar su propia voz'.

'Algunos escritores tienen un mundo que expresar', continúa Pamuk. 'Otros, lo que hacen es proteger su propia vida con la escritura. Yo formo parte de este segundo grupo. Para mí, la escritura es una forma de terapia y necesito escribir cada día. No siempre soy capaz de contar una historia. Aun así, escribo. Y todas las palabras van formando una especie de textura, de trama, de tapiz, donde unas cosas llevan a otras. La escritura sirve para atrapar el pasado y la imaginación te permite vivir vidas que de otra manera nunca podrías haber vivido'.

El libro negro, y precisamente por la riqueza de una escritura que se abre hacia múltiples direcciones, cuenta muchas historias, pero su protagonista indiscutible es la ciudad de Estambul. 'Hay mucho de autobiográfico en el libro, y el edificio de apartamentos en el que habitan los personajes principales tiene que ver con el lugar donde viví después de que mi familia abandonara la vieja mansión familiar. Estambul cambia a velocidad de vértigo, y la ciudad de un millón de habitantes de mi infancia nada tiene que ver con la metrópoli de hoy en la que viven 10 millones de personas. Todo el mundo puede tener nostalgia por las cosas que se pierden, pero yo creo que nunca hay que adoptar una posición moral frente a los cambios. Hay gente entusiasmada por la modernización de Turquía. A otros les alarma cualquier transformación, por mínima que sea'.

Orhan Pamuk ha publicado ocho novelas, y su obra ha sido traducida a más de 15 idiomas. En 1992, Edhasa publicó en España El astrólogo y el sultán: Oriente y Occidente en el imperio otomano, 'un texto de un tono más ensayístico', cuenta el escritor. Este año, Metáfora ha traducido La casa del silencio, 'una de mis primeras novelas, en las que precisamente cuento la fascinación de uno de los personajes por Estados Unidos'. Pamuk, que ha estudiado arquitectura y periodismo, ha pasado largas temporadas en las universidades de Iowa y de Columbia.

En buena medida, El libro negro es la crónica dramática de un país escindido entre dos mundos. Lo recoge Pamuk en una frase de un columnista célebre que transcribe en su libro: '¡Ah, desdichados que miráis a Occidente en el barco silencioso que se dirige a Oriente'. Y ahora, sobre todo ahora, Turquía está en un momento especialmente delicado. 'Sentí profundamente los atentados del 11 de septiembre porque conozco a los americanos y me caen simpáticos. Pero no puedo decir lo mismo de la gente de mi país. Aunque callaran y no fueran capaces de expresarlo públicamente, creo que muchos se sentían felices en secreto por este acto de barbarie. Es la rabia del resentido, del que nada tiene. Y la crisis económica de Turquía lleva ya tiempo. Y Estados Unidos ha sido muy arrogante desde su posición de indiscutible poder'.

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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