La Alianza Atlántica quiere colaborar en la distribución de ayuda humanitaria
La OTAN quiere colaborar en la distribución de ayuda humanitaria a Afganistán y estudia varias hipótesis sobre cómo desempeñar tal función, que, en principio, descarta el envío de fuerzas de combate.
Fuentes oficiales de la Alianza Atlántica explicaron ayer que la aportación será 'exclusivamente logística'. 'Nuestra institución dispone de medios y está decidida a colaborar', afirmó un portavoz aliado. 'La contribución se limitaría al uso de transporte militar para la distribución de esa ayuda', aseguró.
Por el momento, ni la ONU ni Estados Unidos, ni tampoco la Unión Europea han formulado petición alguna a la Alianza, aunque se da por descontado que la solicitud se producirá en vista de la actividad que ha comenzado a desarrollar la OTAN.
Fuentes diplomáticas señalan que la gran celeridad se debe al interés que tiene el secretario general, George Robertson, para que la institución tenga un papel más relevante en la crisis afgana. Estados Unidos y Canadá defienden que la Alianza Atlántica contribuya a la operación humanitaria. Francia no se opone, pero lidera una postura de mayor cautela.
El Cuartel General Supremo Aliado en Europa (SHAPE) ha entregado un abanico de opciones, entre ellas el envío de 10.000 a 30.000 soldados para la protección de la distribución de ayuda. Este informe está siendo analizado por el Comité Militar de la organización antes de que se pronuncie el Consejo Atlántico, integrado por los embajadores de los 19 Estados miembros. Fuentes oficiales han manifestado que no hay plazos, pero medios diplomáticos han adelantado que una decisión final será tomada en una reunión del Consejo el próximo viernes.
Por otra parte, la OTAN ha confirmado el envío de una carta sospechosa dirigida al secretario general de la organización. Tras examinar el envio, la policía belga informó de que no había hallado ningún elemento peligroso para la salud. Sobres parecidos fueron remitidos al Palacio Real, al primer ministro y al presidente del Senado belgas, así como a las embajadas de Estados Unidos y del Reino Unido en Bruselas. Todos los paquetes han sido examinados por las autoridades sanitarias locales.
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