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La feria de Colonia lanza un mensaje de tranquilidad a los coleccionistas

Los organizadores afirman que el terrorismo no ha afectado negativamente al mercado del arte

En la 35ª edición de la más antigua feria internacional de arte, Art Cologne, predomina el optimismo. 'Los atentados terroristas no han repercutido negativamente sobre el mercado', afirma uno de los organizadores, el galerista Karsten Greve, que resalta que en tiempos de crisis mucha gente prefiere invertir en valores atemporales como los artísticos. En la muestra, que permanecerá abierta hasta el domingo, se puede adquirir desde un cuadro de Edvard Munch por 300 millones de pesetas hasta dibujos de los atentados terroristas por artistas indonesios a 51.000 pesetas.

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Salvo en esas piezas de los artistas indonesios, 'los acontecimientos del 11 de septiembre aquí no se han notado', resalta Pedro Carreras, director de la galería bilbaína Colón XVI. De la misma opinión son galeristas como Nico Delaive (Delaive, Amsterdam) o Thomas Lighton (Waddington, Londres): 'En las últimas tres semanas hemos hecho excelentes negocios', constata este último.

La galería Colón XVI ha traído al recinto ferial de Colonia una docena de esculturas de Eduardo Chillida, cuyo precio oscila entre 3,5 y 30 millones de pesetas. Asimismo, ofrece a los coleccionistas alemanes obras de Antoni Tàpies y de Pedro Txillida, hijo del escultor, 'que está funcionando muy bien en el mercado internacional'.

Junto a la galería bilbaína, otras nueve salas españolas han hecho acto de presencia en la feria, fundada en 1967 como la primera de este tipo de muestras en el mundo. Con 180 euros por metro cuadrado de alquiler, los costes son altos. Con traslados, hoteles y seguros, el desembolso puede elevarse fácilmente a sumas que rondan los 50.000 euros (unos 8,5 millones de pesetas). Y, sin embargo, hay que estar. 'Al igual que la de Basilea, Art Cologne es una de las ferias más importantes, que tiene influencia sobre el arte en todo el mundo', destaca Carreras.

Reflexivos'Aquí, los coleccionistas son más reflexivos que en otros países', observa Fernán Cano, director de la Galería Cano de Palma de Mallorca, que ha traído a Alemania obras de Luis Cruz Hernández y Pep Guerrero (cuyos precios, desde luego, son más accesibles: oscilan entre 120.000 y 800.000 pesetas). 'El enamoramiento espontáneo de una obra, el 'aquí te pillo, aquí te mato', se ve poco en Colonia. Los alemanes miran, toman nota, y vuelven, si acaso', cuenta Cano.

Como en anteriores ocasiones, la muestra ha sido dividida en dos secciones: los artistas noveles y sus galerías, en la planta baja; y las salas establecidas y sus grandes maestros, en el segundo piso, donde se exponen trabajos de Yves Klein, Pablo Picasso, Vasili Kandinski, Louise Bourgeois y de los baluartes alemanes Georg Baselitz, Markus Lüpertz o Sigmar Polke.

También aquí, sin embargo, hay sorpresas, como la exposición de la galería neoyorquina Paul Morrisey. Los dibujos de Robert Crumb, el dibujante de cómics y padre de Fritz the Cat, se venden a 5.000 dólares (más de 900.000 pesetas) cada uno.

Desde Estados Unidos asisten nueve galerías. Dos de ellas, Cohan Leslie + Brown y The Project, han sido invitadas dentro del programa Jóvenes Galerías, con el que Art Cologne intenta desde hace cuatro años evitar el anquilosamiento y mantener el pulso con competidores más dinámicos, como la muestra berlinesa Artforum, que año tras año gana fuerza.

En esta ocasión, son 17 las salas que se han beneficiado de los subsidios que la caja local de ahorros concede a los que empiezan a abrirse paso en el mercado.

El arte menos conocido se encuentra también en los llamados Camarotes, pequeños espacios de 25 metros cuadrados a los que han sido invitados 15 artistas alemanes y 10 extranjeros, casi todos ellos de entre 30 y 40 años. Aquí predominan no sólo las previsibles instalaciones multimedia, sino también la fotografía: grandes imágenes de piscinas turquesa de Ralf Peters, o impresiones de la cotidianidad rusa captadas por Oleg Kulik.

Pocas obras en las secciones de arte joven cuestan más de 5.000 marcos (425.000 pesetas), por lo que es precisamente esta parte de la muestra la que atrae el mayor número de coleccionistas jóvenes. 'Por supuesto que podemos invertir en arte. No como un sustituto de las acciones en Bolsa, pero sí como un complemento', afirma una pareja de visitantes.

EsculturasEn la misma planta baja se ha agrupado la tradicional muestra de esculturas, en la que en esta oportunidad destaca En los campos de Flandes, cinco caballos a tamaño natural hechos de poliéster y cuero por Berlinde de Bruyckere (Galleria Continua, San Gimignano, Italia) o los grandes objetos de hierro y vidrio de Camill Leberer (Galerie Peter Zimmermann, Mannheim, Alemania).

Con un total de 270 galerías, la oferta de arte es apabullante. La feria, incluso, se ha vuelto 'demasiado grande', según opina Ingvild Goetz, galerista y coleccionista alemana que hoy recibirá el premio de la feria por sus esfuerzos por la promoción y difusión del arte.

Las dimensiones de la muestra podrían ser aún mayores si en esta ocasión los organizadores no hubiesen dejado fuera a 130 galerías interesadas, y si no se hubiese vuelto a aplicar un mecanismo de rotación en el que participan 25 salas.

Durante los cinco días de la feria (menos que en ediciones pasadas, lo que resulta más cómodo para las galerías extranjeras), cerca de 70.000 personas recorrerán el recinto situado a orillas del Rin.

Otra de las distinciones otorgadas en el marco de la Art Cologne es el premio Wolgang Hahn, que en esta ocasión ha sido concedido al artista californiano Reymond Pettibon. Sus obras se exponen en el Museo Ludwig, que, en ello consiste el premio, ha adquirido una serie de dibujos suyos por valor de 100.000 dólares (cerca de 20 millones de pesetas).

La escultura <i>Twee 2001</i>, de Berlinde de Buyckere, en la feria de Colonia.
La escultura Twee 2001, de Berlinde de Buyckere, en la feria de Colonia.ASSOCIATED PRESS

Los deseos y Foster

Colonia, la más latina de las ciudades alemanas, vive una especie de estado de excepción artística durante la Art Cologne. Aparte de la muestra comercial, 62 galerías, 17 museos y 11 salas han programado eventos que se extienden hasta altas horas de la noche. La mayor atracción es la reapertura del Museo Ludwig, con una amplia muestra de lo que hasta hace poco fue la mayor colección privada de obras de Pablo Picasso en el mundo (un rango que se ha perdido tras su reciente donación al Ayuntamiento de Colonia por Irene Ludwig, viuda del fabricante de chocolates y coleccionista de arte Peter Ludwig). Entre las innovaciones presentadas por el director de esta institución, Kaspar König, se encuentra un Museo de los Deseos, en los que se exponen obras que König quisiera adquirir con la ayuda de patrocinadores privados. Otra exposición importante es una muestra de planos, modelos y fotografías del arquitecto británico Norman Foster, creador de la cúpula del Reichstag en Berlín. La muestra, titulada La arquitectura trata de la gente, se puede visitar hasta el 30 de diciembre en el Museo de Arte Aplicado.

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