Onda expansiva
El salvaje hundimiento de las Torres Gemelas neoyorquinas ha removido los cimientos de todo, y quizá sea frívolo considerar la remoción desde el lenguaje; pero el español también plañe estas semanas al pie de la desolación en labios pobres de hispanos pobres, y quizá no resulte más insustancial hablar de él que echarse esos cánticos que se pegan por Nueva York en muestra de pesadumbre.
Los sismógrafos registraron la masacre como si fuera un terremoto, ese brutal enemigo de la geometría, que quiebra la línea recta y deroga el principio de contradicción. Este último accidente podemos observarlo en abundantes noticias que viajan por Internet; el titular de una noticia de El Excelsior de México fechada en Kabul, reza: 'No se extraditará a Bin Laden sin pruebas'. Pero a continuación asegura: 'El presunto terrorista saudí Osama Ben Laden no será extraditado de Afganistán...'. En sólo dos líneas, el rotativo mexicano da un salto gráfico de la -i- a la -e-. No está solo: días pasados, su compatriota Mural lo acompañaba por Internet en la inconstancia. Y así, pudimos enterarnos de que el 'terrorista islámico Osama Bin Laden' ya había anunciado un gran ataque contra los Estados Unidos: lo refería 'Abdel Bari Atwan, un periodista conocido por tener acceso a Ben Laden'. No son sólo diarios de aquellos países, que, al fin, están lejos de La Meca; desde mucho más cerca de ella, la agencia Muslimedia lanzaba en 1998 el titular siguiente: 'Following last month's attempt on the life of Osama bin Laden'; y entrando en la noticia, llamaba Osama ben Laden al elusivo Pimpinela.
Si salimos de un solo periódico y pasamos a los demás del mundo, el bandeo del ben al bin es de vahído. No se trata de abrumar, pero he aquí: The Star de Jordania, bin; el Jordan Time, de ídem, ben. La Revue de Líbano, ben; también escribe ben la versión electrónica en inglés del diario Pravda de Moscú. Y como la cercanía de esta lengua infunde bin, así lo escribe el Granma cubano. Por el contrario, la agencia Afgha, de la resistencia afgana, difunde ben Laden, así como la prensa gala, casi en su totalidad, con Le Monde o Le Figaro al frente, y con la agencia France Presse en todo cuanto cubre, incluida la antigua África francesa. Y eso da lugar a curiosos estrabismos, como el de la agencia Europe, que distribuye noticias en esas dos lenguas. Haciéndolo en francés, define a Oussama Ben Laden, como 'Rique homme d'affaires d'origine saoudienne né à Riyad en 1957 dans une famille d'entrepreneurs'. Pero cuando se suelta en inglés, el personaje pasa a llamarse Osama bin Laden, el cual es un 'Rich businessman of Saudi origin born in Riyadh in 1957 into a family of emtrepreneurs'.
Apenas si he recorrido prensa italiana, pero el Corriere della Sera escribe bin, mientras la agencia turinesa Unonet habla de Oussama ben Laden. También el Frankfurter opta por bin. Más cerca de nosotros, el Diário de Noticias lisboeta ofrece ben, mientras que su paisano Correio da Manhà lee bin. Y si nos metemos dentro de nuestra lengua, la balanza se aquieta y casi entra en éxtasis ante el bin. No es que falte ben Laden, y así comparece en diarios importantes como en los colombianos El Tiempo y La Opinión, o La hora de Ecuador, Reforma de México, La Nación bonerense, y en los despachos de la agencia argentina Télam (no obstante, por la rima, Clarín prefiere bin).
Pero acudiendo a los medios de comunicación escritos u orales españoles (hemos visto una excepción: La Razón de Madrid), el bin repica incesante; así, en los veinte diarios que hemos oteado, desde La Vanguardia a estas páginas, pasando por los periódicos no madrileños como Heraldo de Aragón, El Norte de Castilla, El Correo Español, El Faro, La Nueva España, Diario La Rioja, Hoy, El Ideal, Las Provincias, Sur, La Verdad... ¿A qué seguir? Nada puede contra ellos el mismísimo Ministerio del Interior, que, el pasado 22 de junio, notificaba cómo la Policía, había detenido en Alicante a un tal Melani, terrorista vinculado a Osama Ben Laden.
¿Quién acierta? Tal vez todos, porque el árabe ha ofrecido muchas resistencias al vocalismo romano. Durante siglos hubo bastante conformidad en ibn, 'hijo de', y con su versión por aben (Ibn Arabi, convertido en Abenarabi, Ibn Masarra, adoptado como Abenmasarra, Aben Guzman, Abenamar...) o en ben, como Ben Hazam, Ben Jaldun, Ben Bassam o el famoso poeta ciego de Cabra Mocádem ben Moafa: los personales árabes, en suma, de mis manuales de estudiante; y ya casi en mi vejez, por motivo nada literario, fue unánime ben Bella). Días pasados, periódicos españoles reproducían una pintada marroquí en Melilla, donde se leía nítidamente en español 'Ben Laden es inocente' y, tres días después, otro letrero de iguales rasgos abogaba por Bin Laden. Y es que esa vocal varía en el ámbito geográfico de la lengua árabe, y son, distintas por tanto, las transcripciones. De igual modo, bin o ben se oyen de modo diferente dichos por un francés, un yanki o un portugués. Ciñéndonos a la simple escritura, única cuestión que aquí se trata, hubiera convenido una forma única para hispanos, o bin o ben, consultando a quienes saben de esto: Corriente, Martínez Montávez, Vallvé, verbigracia. De momento, y si esos maestros no se oponen, voto por ben: resabios de juventud. Sin embargo, dado que la mudanza ahora pudiera parecer chocante, quizá convenga el ignaciano no hacerla.
Y eso que no es este el único problema que el barbado fugitivo añade a sus matazas: Osama, Usama, Laden, Ladin... No es menos caótico el tamaño que tiene la inicial de la partícula: ¿Bin, ben, bin, Ben? ¿No suena a tiroteo o a reloj de torre?
Las bombas aeronáuticas han afectado en muchas cosas más a nuestra lengua: no caben aquí. Algunas sandeces han recidivado; así, se ha dicho, y se dice aún, que lo ocurrido en Nueva York ha sido una catástrofe humanitaria, o sea que, Diccionario en mano, ha hecho gran bien a la humanidad. Mucho más estruendoso fue el titular que, en una tirada de urgencia, puso a la noticia un periódico madrileño: Hecatombe contra los USA. Pero la hecatombe es 'mortalidad o catástrofe', y no se lanza contra nadie, sino que se sufre en. Pero el 11 de septiembre autorizaba al trompicón mental.
El conflicto vigente (adjetivo que me apresuro a emplear con la falsa acepción de actual, para ser pionero de algo útil cuando triunfe a manos de muchos cronistas deportivos que llaman vigente campeón de Liga al Madrid) da materia que aquí no cabe, como, hace poco, cuando la troika, convertir Pakistán y Afganistán en países árabes, o la de confundir islamista con islámico. Repito: da mucho de sí esta monumental contienda; y aún dará más cuando los norteamericanos, que, según una televisión, van cercando al fúnebre ben o bin con mucho secretismo, actúen a ojos vistas con mayor descarismo.
Fernando Lázaro Carreter es miembro de la Real Academia Española.
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