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Francia cierra los aeropuertos de Orly y Montpellier por miedo a un atentado

Los expertos proponen suspender los vuelos procedentes de países que no extremen la seguridad

Más de 6.000 personas fueron evacuadas ayer de Orly, uno de los dos aeropuertos de París, a causa de la psicosis provocada por amenazas de bomba contra sus instalaciones, que ciertos rumores extendieron a los aviones de la compañía Air France. El aeropuerto de la capital francesa permaneció cerrado durante dos horas mientras artificieros y perros policía peinaban sus instalaciones, al tiempo que también quedaba cerrado el aeropuerto de Montpellier, en el sur de Francia. Los dos fueron abiertos al tráfico por la tarde, tras una búsqueda infructuosa.

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La evacuación de las instalaciones de Orly es una 'decisión excepcional' en su historia, según un portavoz del organismo Aeropuertos de París. La primera amenaza telefónica se produjo el viernes por la noche, pero fue tomada como una de tantas y Orly reanudó al alba sus operaciones. Sin embargo, por la mañana se recibió otro aviso de la explosión inminente de una bomba. Los responsables de la seguridad decidieron no arriesgarse más. Los pasajeros y el personal del aeropuerto salieron en buen orden hacia las zonas de aparcamiento, mientras la policía cortaba la carretera de conexión con la autopista París-Orleans-Poitiers.

El plan antiterrorista Vigipirate, puesto en vigor por el Gobierno desde el 11 de septiembre, atribuye toda la responsabilidad a las autoridades de seguridad. Patrullas fuertemente armadas recorren las instalaciones aeroportuarias, pero hasta ayer no se había registrado incidente alguno de importancia. Las amenazas telefónicas se extendían a Toulouse, la ciudad del sur de Francia martirizada por el estallido de una fábrica de fertilizantes, el 21 de septiembre, que causó 29 muertos y 2.500 heridos.

Una veintena de compañías de aviación trabajan en Orly, entre ellas Iberia, cuyos vuelos de la mañana del sábado resultaron igualmente afectados. Air France suspendió todas sus operaciones desde el aeropuerto de Orly, aunque mantuvo las de Charles de Gaulle, el otro gran aeropuerto de la capital, que sufrieron retrasos de entre una y dos horas al extremarse las medidas de seguridad durante el periodo conflictivo.

La facilidad con que simples amenazas anónimas desorganizaron uno de los principales aeropuertos de Francia ilustra la psicosis que se vive sobre la posibilidad de atentados. Air France ha incorporado agentes de seguridad a bordo de los aviones que sirven 'ciertas rutas', sin precisar a cuántas afecta. En los aeropuertos franceses se exige la identificación de todos los viajeros, incluso en las rutas nacionales. Air France ha reducido al mínimo sus vuelos comerciales a Oriente Próximo, pero mantiene los de Estados Unidos, para los cuales prevé la incorporación de los aviones Concorde, que permanecen paralizados desde el accidente sufrido por uno de ellos en julio de 2000.

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Veinticuatro horas antes de estos incidentes se reunieron en Burdeos 80 especialistas en seguridad, en el marco de la Conferencia Internacional de Aviación Civil (CEAC). El hecho de que los pilotos de cuatro vuelos en EE UU fueran dominados y sustituidos por piratas suicidas 'pone en evidencia que los países son interdependientes en materia de seguridad', explicó uno de los asistentes a la conferencia. 'A partir del momento en que un avión despega, puede ser utilizado como arma en todo su radio de acción, independientemente del país al que pertenezca. Esto implica la necesidad de verificar que las medidas de seguridad se aplican en cada país y que existe una verdadera cooperación internacional', añadió. Participantes en la conferencia plantearon la exigencia de 'auditorías de seguridad', país por país, y de suspender el tráfico aéreo que proceda de Estados sin medidas de seguridad suficientemente garantizadas. El constructor europeo Airbus proyecta reforzar al máximo las posibilidades de aislar la cabina de los pilotos en caso de peligro, siguiendo la experiencia israelí con los aviones de El Al.

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