Las bolsas se hunden y acumulan fuertes pérdidas desde los atentados
Greenspan avisa de que los atentados retrasarán la actividad y el BCE aprecia un deterioro global
Las bolsas mundiales sufrieron ayer otra fuerte caída en sus índices que les coloca en mínimos anuales. La resaca de los atentados de la pasada semana en Nueva York y Washington está instalada en el ánimo de los inversores, que no han podido resistir a la presión vendedora y ya acumuladas fuertes pérdidas desde los atentados del 11 de septiembre. La Bolsa de Francfort, por ejemplo, se ha dejado desde ese fatídico día el 18,2% de su valor, París el 14,7% y el índice español Ibex 35 un 12,4%. Y el Dow Jones, que ayer se dejó el 4,37%, acumula una pérdida del 12,79%. Y todo pese a las medidas adoptadas conjuntamente por la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) de inyectar liquidez en el sistema y bajar los tipos de interés.
En Europa, Francfort era el mercado más castigado con su índice Dax perdiendo el 5,79%, mientras que el selectivo Ibex 35 de la bolsa española se dejaba el 3% y el general el 2,9%. Los descensos de París y Londres fueron aún superiores al mercado español con el 3,88% y el 3,49% de caída. Unos indicadores que sitúan a los mercados en mínimos anuales ante las enormes incertidumbres que pesan sobre la marcha de la economía mundial.
Demanda incierta
En la jornada de ayer, la peor desde los atentados, volvió a tener un alto protagonismo el presidente de la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos), Alan Greenspan, quien desalentó a los inversores. Greenspan reconoció que los atentados tendrán 'efectos significativos' a corto plazo. 'Una parte importante de la actividad económica se detuvo la pasada semana', afirmó. Y argumentó que los ataques dañarán la economía al provocar miedo entre los estadounidenses sobre el futuro, aunque no empañarán las perspectivas a largo plazo. Greenspan ve un menor compromiso de los agentes económicos a futuro lo que ralentizará el ritmo de la economía.
Las declaraciones cayeron como una bomba en los mercados y empujaron los índices a mayores caídas de las que registraban cuando el todopoderoso Greenspan pronunció sus palabras. Éstas coincidieron con la publicación y con el mensaje del informe económico mensual del BCE, en el que advierte de un significativo deterioro de las perspectivas de la economía global desde el pasado mes de junio debido a la continuada desaceleración de Estados Unidos.
El momento y la magnitud de la demanda mundial son, para el BCE, inciertos sobre todo después de los ataques terroristas a EE UU. Prevé que a corto plazo el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial dependa del consumo privado que se va a ver afectado por las reducciones de empleo e ingresos. El BCE espera que en cierta medida las recientes bajadas de tipos contrarresten estos efectos negativos. Una situación preocupante de menor actividad comercial mundial que afectará especialmente a las economías emergentes como la Latinoamericana. La bolsa de México cedía ayer el 3,31%, la de Brasil el 1,87% y la Argentina el 4,07%.También se conoció que la firma de calificación crediticia, Standard Poor's bajó la calificación de nueve aerolíneas de Estados Unidos, el sector que más lacerado está siendo por la crisis en la Bolsa por la fuerte reducción de sus vuelos y el impacto en sus planes de futuro.
Euro y petróleo
La evolución de la cotización el euro frente al dólar y la del pertróleo en la jornada de ayer registró fuertes vaivenes. La moneda única europea arrancó con un fuerte alza, hasta alcanzar un valor de 0,929 dólares para recortar poco depués hasta 0,923 dólares. Oficialmente, el cierre del euro establecido por el BCE a media tarde fue de 0,925 dólares, un nivel prácticamente idéntico al del cierre de la sesión anterior.
La volatilidad también afectó al precio del petrólero que en su modalidad brent (el de referencia en Europa) comenzó subiendo a 26,66 dólares por barril. Sin embargo, a media sesión retrocedió hasta los 25,83 dólares. No hay temor a desabastecimiento. El mercado valor más una caída en la demanda de productos energéticos.
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