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Condenado el obispo francés que no denunció a un sacerdote pederasta

Su silencio permitió que algunos abusos sexuales quedaran impunes

El secreto de confesión no puede equipararse al secreto profesional. Eso es lo que parece deducirse de la condena a tres meses de cárcel con suspensión de pena contra el obispo de Bayeux-Lisieux, Pierre Pican, culpable de "haberse abstenido de denunciar" los actos pedófilos de un cura de su diócesis, René Bissey. Para el tribunal, "dado que se trata de niños, el silencio del señor obispo supone un excepcional trastorno del orden público".

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En octubre del año 2000, el cura René Bissey fue condenado a 18 años de cárcel por haber abusado sexualmente de varios menores de 15 años. El obispo Pierre Pican sabía del comportamiento delictivo de Bissey y nunca le denunció, limitándose a apartarlo durante algún tiempo de la enseñanza y a cambiarlo de lugar cuando los rumores sobre sus abusos sexuales con los niños se habían hecho demasiado poderosos.

Según los abogados de los menores violados, el obispo Pierre Pican "transgredió la ley, dio muestras de una personalidad psicorrígida y no reconoció los derechos de las víctimas ni tampoco su condición de tales".

Pican es, según su defensor, "el primer obispo condenado desde la Revolución Francesa". En su opinión, la decisión del juez supone "una reducción del campo del secreto profesional". No es ése el parecer de otros juristas, pues "la decisión, que va a crear jurisprudencia, deja claro que ciertos hechos no pueden silenciarse. La noción de secreto profesional tendrá que evolucionar, pero la sentencia no afecta al secreto de confesión, que se sitúa en otro plano", aseguran.

Además de la pena de tres meses, el Tribunal Correccional de Caen condena al obispo Pican a pagar un franco simbólico por los daños causados a los niños por los abusos del sacerdote pedófilo. El representante del ministerio fiscal, Jacques-Philippe Segondat, había solicitado para el prelado la pena de cuatro a seis meses de prisión e indemnizaciones para las víctimas del agresor sexual, argumentando que el silencio del obispo permitió que algunas víctimas del cura Bissey no pudieran obtener justicia por haber prescrito el delito.

El episcopado francés ha intervenido para señalar que el prelado Pican ha reconocido que "hoy hubiera actuado de manera distinta y que puede que cometiera errores de apreciación". Lo cierto es que Pican nunca dijo durante el juicio que la actuación correcta hubiera consistido en denunciar a Bissey, sino tan sólo que quizás él habría debido insistir para que el sacerdote cesara en sus ataques sexuales contra los niños.

El portavoz de la Conferencia Episcopal Francesa, Stanislas Lalanne, subrayó ayer que "la pena es inferior a la requerida por la fiscal" —seis meses—, pero que no por eso dejaba de sentirse sorprendido ante la condena, puesto que "ninguno de los niños que figuraban en el informe de acusación se habría librado del acoso de Bissey de producirse las denuncias de monseñor Pican".

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