El Gobierno de Sharon advierte de que 'si Arafat quiere guerra, la tendrá'
La nueva escalada militar vuelve a poner en peligro los esfuerzos por el diálogo
El silencio de Sharon, que el miércoles 22 se tomó una semana de vacaciones, no deja de ser peligroso, aunque se supone que durante el shabat celebró consultas telefónicas y en persona con otros gobernantes, y sobre todo con la cúpula militar israelí con vistas a una eventual represalia contra los palestinos.
En lo que insistieron portavoces y allegados de Sharon, líder del partido de derechas Likud, fue en que el Gobierno israelí 'no negociará con los palestinos bajo fuego', un mantra que el primer ministro ha repetido desde que llegó al poder tras las elecciones del 6 de febrero pasado. La constatación de los límites de la fuerza no desvía a Sharon de su camino.
Por orden de Sharon, el Ejército israelí ha elaborado una serie de planes operativos de represalia, que fueron aprobados en principio por el gabinete reducido para asuntos de seguridad tras el atentado que cometió un suicida palestino a principios de junio pasado en la discoteca del Delfinario de Tel Aviv y en el que murieron 21 personas, que aún no se han llevado a la práctica.
Al parecer, el pasado viernes 24 se ultimaron dichos planes militares en todos sus detalles, y no sería de extrañar que se pongan en práctica en las próximas horas.
Pocos días antes, Sharon había anunciado que su Gobierno y el Ejército 'han encontrado la forma de afrontar los problemas de seguridad que ha creado la Intifada [el levantamiento popular palestino contra la ocupación israelí]', y dijo que se trata de 'comandos antiterroristas'. Hay quienes los llaman 'escuadrones de la muerte'.
Además, un miembro del citado gabinete reducido para asuntos de seguridad, que citó la prensa local sin revelar su nombre, dijo que 'se acabó la era de los mensajes y advertencias a Arafat, y ha comenzado la época de las acciones militares', como si hasta ahora el Gobierno de Sharon hubiera adoptado lo que sus miembros califican de 'política de contención', y después de 'contención activa'.
Todo indica que a partir de ahora los ataques del Ejército israelí serán mucho más duros. Sharon sigue creyendo que el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, sólo entiende el lenguaje de la fuerza.
En medios de la Autoridad Palestina estaban ayer indignados por el apoyo inequívoco que ofreció en la noche del pasado viernes el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a la política de Sharon de 'no negociar bajo fuego'. Y por la afirmación de Bush de que 'Arafat tiene que actuar de forma más contundente contra el terrorismo'.
Los dirigentes palestinos también estaban decepcionados con el mundo árabe y con la reciente reunión de ministros de Asuntos Exteriores de esos países, que se celebró en El Cairo. Arafat pidió sin resultado un apoyo más activo de los países árabes a la ANP. En consecuencia, los palestinos intentan acercarse a Siria.
Estrechar lazos con Siria
Varios destacados dirigentes palestinos viajaron a Damasco en los últimos días para concertar una entrevista entre Arafat y el presidente sirio, Bachar el Asad, cuyo país ha estado muy distanciado del líder palestino, sobre todo desde que éste firmó el primer Acuerdo de Oslo para negociar la paz con Israel, el 13 de septiembre de 1993.
Y mientras los palestinos se acercan a Siria, los israelíes estrechan más aún sus lazos con la Administración de Bush. Ayer viajaron a Washington emisarios del primer ministro Sharon para reanudar el diálogo estratégico con Estados Unidos. Ese diálogo se reanuda tras una interrupción de un año y medio, a iniciativa de EE UU, cuyos representantes han de tratar con los de Israel el contenido concreto de su compromiso en lo relativo a la estabilidad en Oriente Próximo. Y también las formas de afrontar el problema que significan para Estados Unidos e Israel los misiles de largo alcance que fabrican Irak e Irán.
En todo caso, pájaros de mal agüero sobrevuelan estos días los cielos de Oriente Próximo.
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