El centro Hontza
El centro de baja exigencia abierto el 4 de julio en el muelle de Urazurrutia ha tenido una clara contestación de vecinos de la calle Zamácola pues entienden que puede perturbar el orden social de esa zona, hasta la fecha no exenta de personas drogodependientes como las que existe en cualquier barrio de Bilbao. Cuando se cerró el muelle de la Naja para evitar que las personas sin techo y toxicómanos pernoctaran en sus soportales, el Ayuntamiento se comprometió a crear un servicio que atendiera las necesidades mínimas de este colectivo.
La contestación vecinal ha sido desproporcionada y se apoya en la no asunción de los problemas que esta sociedad genera y que parece sólo se pueden contemplar en zonas como San Francisco. Entender que las personas drogodependientes y los sin techo son hoy algo que este sistema capitalista genera parece que queda reservado a zonas muy concretas de Bilbao. El concejal Melero tampoco parece asumir los problemas del conjunto de la ciudad, pues conociendo y dando por bueno el proyecto y ubicación hoy se llama andana ignorando su responsabilidad y la del consistorio.
La respuesta es que parece ser que en este Bilbao hay vecinos de primera y segunda categoría, pues prevalece la defensa del negocio privado y la especulación inmobiliaria sobre un servicio social y además los sin techo y drogodependientes no dan votos.
La furia desatada y la alarma social consiguiente que ha generado un grupo de vecinos, así como comerciantes de Zamácola y aledaños no ha sido contestada por el Ayuntamiento informándoles de lo que se pretende atajar con este servicio, sino que se abandona el proyecto y se deja a la gente de Cáritas, gestores del centro, a merced de la furia vecinal.
Desde la Coordinadora de Grupos por la Rehabilitación veníamos reclamando este servicio y la Mesa de Rehabilitación estaba al tanto de que una actuación integral así lo exigía. Es más, algunos grupos, como el de mujeres del barrio de San Francisco, al que pertenezco, veníamos reclamando un centro como esté donde además los toxicómanos pudieran inyectarse en condiciones de higiene mínimas y donde se les diera también la posibilidad de entrar en algún programa de desintoxicación.
El centro de baja exigencia abierto no permite a los drogodependientes pincharse, pese a la manipulación interesada de algunos vecinos que afirman lo contrario y colocan carteles diciendo que es un centro para la drogadicción. Y esto es así porque dejarles que se pinchen socialmente parece ser que sería incomprensible para muchos ciudadanos de bien, como algunos de esos que no tienen reparos en pagar más a una prostituta por hacerlo sin condón. La hipocresía que actualmente hay hacia el fenómeno de la droga hace que barrios como San Francisco y Bilbao la Vieja soporten la marginación de todo Bilbao, pero sin los servicios necesarios para dignificarla.
Como vecina de San Francisco me indigna tanta hipocresía y, sobre todo, culpo de la situación creada al propio ayuntamiento y a los partidos que lo dirigen por no ser consecuentes con la propia marginación que su sistema de democracia formal genera. Es hora de hacer frente al reto de la drogadicción generando servicios públicos que atiendan a este tipo de población y no vale con argumentar que la ubicación no es idónea pues en ningún barrio lo sería.
Si hay que mejorar el servicio que se ha abierto creando un acceso apropiado, mejorando las aceras, iluminando el muelle o dando garantías al vecindario de que no se altere el orden público, que se haga, pero lo que es inadmisible es que un tal señor Melero en nombre de su cargo diga que 'no sabe, no contesta' cuando es parte y arte del problema que se ha generado de desinformación a los vecinos de la zona. Como grupo de mujeres de San Francisco no podemos pasar por alto el que se estaba atendiendo las necesidades de 30 personas que hoy están otra vez en la calle sin solución.- Isabel Nieto Cuartero. Grupo de mujeres de San Francisco Galtzagorri.
Otra vez estamos dando vueltas con el centro de noche para toxicómanos. No somos capaces de dar una oportunidad a las personas para que lo poco de dignidad que les queda como seres humanos se desarrrolle. Estamos jugando a ser jueces. Es fácil porque así no nos tenemos que encontrar con esa visión tan desagradable en nuestas calles. Realmente el problema ¿cuál es?, que se lleven a estos despojos y así no me implico en lo que estamos dejando que se convierta esta sociedad.
No nos molestamos ni tan siquiera en informarnos debidamente, no preguntamos qué se está haciendo; simplemente condenamos y miramos hacia otro lado. Yo no podría dormir pensando en estas personas que tampoco les queda ya ni un pequeño espacio para curarse sus heridas, hacer sus tratamientos, comer caliente y, sobre todo, poder intercambiar jeringuillas nuevas y tirar las usadas a un contenedor especial y no dejarlas en la calle.
Si es necesario, las autoridades deberían abrir más centros, hacer campañas de información, abrir los ojos ante un problema que evidentemente les desborda. Hay cosas y actitudes que no se pagan con dinero y si no, que se lo digan a Cáritas y a su labor de años. Dejemos a los que sienten esta responsabilidad como suya hacer su buen trabajo.
¿Por qué el Ayuntamiento no concilia la postura de los vecinos y las necesidades de los más desfavorecidos y ofrece una serie de compensaciones por la incomodidad que supone tener ese servicicio en el barrio? Mejoras en el alumbrado, mayor presencia policial para que no se sientan inseguros, espacios de ocio para el barrio o mejora de las calles, para que unos y otros mejoren su calidad de vida.
Usted, señor alcalde, es el responsable de velar por todos sus ciudadanos y no debe ni puede permitir que unos pierdan sus derechos en beneficio de otros.- Eva Iglesias González. Bilbao.
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