Carlos Molinero y su filme 'Salvajes' estarán en San Sebastián
Viéndole así, con vaqueros negros, camiseta negra y barba también negra, larga y rizada, Carlos Molinero ofrece una imagen que, a primera vista, además de recordar a la de Santiago Segura, impresionaría a más de uno. Pero si por algo se debe reconocer a este joven madrileño de 29 años, no es por su parecido con el director de Torrente, sino por ser el primer estudiante de la Escuela de Cine de Madrid que ha rodado una película. El título: Salvajes.
'Siempre he tenido muy claro que quería dedicarme al cine', asegura. Pero como ocurre a menudo, el destino no siguió una línea recta. Estudió Matemáticas en Madrid y se lo pasó 'de la hostia', aunque 'no me ha valido ni para vender una escoba', continúa entre risas. En febrero del año en el que acababa la licenciatura supo que había sido aceptado en la Escuela de Cine y en su casa sobrevino 'el gran show' cuando les planteó a sus padres su vocación.
Pero ahora Salvajes está ya en proceso de montaje (ayer mismo hacía pruebas de sonido), y además ha sido elegida para participar en la sección Zabaltegi del festival de cine de San Sebastián.
Esta historia de skin heads, palizas y tráfico de inmigrantes, cuenta con Marisa Paredes e Imanol Arias como protagonistas. 'Cuando supe que iba a contar con ellos me planteé cómo iba yo, sin tener ni idea, a bregar con dos estrellas de ese calibre'. Pero todo fue más sencillo de lo que se esperaba porque, con su experiencia, los dos actores aportaron muchas ideas.
Salvajes está rodada en vídeo y montada de una forma 'muy abrupta. A lo bestia', pero él lo justifica diciendo que lo que pretendía contar así lo exigía. 'El filme habla de violencia y desintegración social, y un montaje tradicional, de ésos en los que no notas los cortes, no servía'. La gente nunca tiene una visión completa de lo que ocurre. Sólo ve trozos de la realidad que posteriormente le sirven para hacerse una idea general de lo que les rodea, explica el director. Así, la cámara llega tarde a los sitios, es decir sigue a los personajes. 'He apostado por eso y creo que funciona. Aporta realismo'.
Según Molinero, la inmigración y el racismo -'en un país en el que nos tachamos de abiertos'- le interesa a todo el mundo, y los skins son la consecuencia de una sociedad sin valores. ¿Y sobre la violencia desatada en Génova? 'Puede haber gente metida en el movimiento antiglobalización que no sepa lo que quiere, pero lo más curioso es que cuando hay manifestaciones de grupos de la ultraderecha, la policía nunca ha matado a nadie'.
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