Clonación para curar
¿La curación de enfermedades hasta ahora intratables justifica la utilización de embriones de siete días destinados a ser destruidos? La investigación con células madre embrionarias está encontrando más dificultades de las que cabía prever dadas las perspectivas que ofrece para el tratamiento de enfermedades como la diabetes juvenil, el Parkinson o la corea, y la posibilidad a medio plazo de remediar una larga lista que incluye la reparación de corazones infartados, de lesiones medulares o de las más graves quemaduras.En diciembre, el Parlamento británico aprobó una ley que daba soporte a la investigación con los embriones no utilizados en los procesos de fertilización in vitro y admitía la clonación de embriones humanos con fines curativos, al tiempo que mantenía la prohibición de clonación de embriones con fines reproductivos. Aquella ley parecía que podía marcar la pauta en otros países e incluso el Gobierno de izquierdas francés dio los primeros pasos para la aprobación de una norma similar. Finalmente, Jospin renunció en junio pasado a la clonación terapéutica aunque mantuvo la posibilidad de investigar con embriones humanos, presionado por el presidente Chirac. Esta misma semana, la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado una ley que penaliza la clonación con fines médicos y los investigadores temen que Bush retire la financiación a las investigaciones públicas que utilizan células madre embrionarias. Entre diciembre y agosto, el viento ha cambiado de dirección, a pesar de éxitos importantes en la investigación con células madre.
Los reparos planteados por sectores religiosos, pero no sólo por ellos, suponen un freno a los avances en la investigación con células embrionarias. Pero en diferentes países esta presión se ha superado ante la evidencia de que hay decenas de miles de embriones congelados en las clínicas de fertilización in vitro cuyo fin será la destrucción sin más si no son utilizados para investigar la curación de enfermedades.
De momento, para investigar qué proceso sigue la célula madre para convertirse en una u otra célula funcional basta con tener células de cualquier embrión. Sólo a medida que esos procesos se conozcan y controlen tendrá sentido utilizar la clonación (la sustitución del núcleo de un óvulo fecundado por el de una célula adulta del enfermo) para garantizar que las células que se van a utilizar en una determinada curación no van a suscitar ningún tipo de rechazo.
El debate que está suscitando el tema es apasionante. Es un debate sobre la vida y la muerte desde diversos ángulos en el que están participando dirigentes políticos como Bush, Blair, Jospin o Schröder. El presidente español y su Gobierno prefieren no hacerlo. Han optado por dejar el tema en manos de la Unión Europea, según se apunta tanto desde el Ministerio de Ciencia como desde el de Sanidad. El Gobierno no sólo parece que renuncia a poner al día la Ley de Reproducción Asistida de 1988 o elaborar una nueva norma, sino que aparenta no querer tener siquiera opinión: la ministra de Sanidad no ha convocado ni una sola vez a la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida y sigue sin resolver qué se hace con más de 30.000 embriones que se mantienen congelados en las clínicas de fertilización.
La inacción del poder político contrasta con el interés de muchos biólogos españoles por el tema, entre ellos Bernat Soria, que investiga con células madre embrionarias en Elche para tratar de curar la diabetes juvenil, y Ernest Arenas, que trabaja con ese mismo tipo de células en Suecia para tratar de curar el Parkinson. Y contrasta también con el interés de los ciudadanos, siempre pendientes de los temas de salud.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Bernat Soria
- Clonación reproductiva
- VII Legislatura España
- Investigación médica
- Ministerio de Sanidad y Consumo
- PP
- Legislaturas políticas
- Reproducción asistida
- Genética
- Reproducción
- Investigación científica
- Partidos políticos
- Biología
- Ciencias naturales
- Ciencia
- Medicina
- Salud
- Ministerio de Ciencia e Innovación
- Gobierno de España
- Gobierno
- Ministerios
- Administración Estado
- Política
- Administración pública