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Benzopireno cero

Alejandro Bolaños

La inmovilización del aceite de orujo dejó 'helado' a José Luis Martín, el director del laboratorio de Coreysa, una de las principales envasadoras nacionales, ubicada en Osuna (Sevilla) . Entre otras cosas, porque el sector llevaba ya dos meses buscando cómo rebajar el nivel de benzopireno y ya habían logrado un 'nivel cero' de esa sustancia 'en laboratorio y en el proceso industrial', según Emilio Espuny, director de calidad de la empresa. Y, sobre todo, porque los técnicos de Sanidad y Agricultura conocían los buenos resultados de estos experimentos y que su aplicación inmediata era posible.

'Las cosas iban muy bien', lamenta Martín. El sector recibió un primer aviso tras unos análisis realizados en enero por el Instituto de la Grasa (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC) en los que se evidenciaba que las muestras de aceite de orujo de oliva contenían benzopireno. 'Hubo conversaciones entre el Instituto, el Ministerio de Agricultura y los industriales, y se empezó a buscar una solución', indica Espuny, quien admite que esos esfuerzos 'se aceleraron' a finales de mayo cuando trascendió que la República Checa había retirado partidas de aceite de orujo español.

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Durante estos dos últimos meses, los técnicos de los laboratorios de las refinerías -'aquí no hay sitio para el secreto industrial, nos hemos pasado toda la información', asegura Martín-, siguiendo las recomendaciones de los científicos, han probado en qué condiciones pueden incorporar al proceso de refinado carbón activo, un compuesto microporoso, extraído de la cáscara del coco, que absorbe el benzopireno. Y los resultados han sido plenamente satisfactorios: 'entre cero y una parte por millardo de benzopireno y otros hidrocarburos'.

El carbón activo se aplica junto a la tierra decolorante que se emplea habitualmente en la primera fase del refinado. Los ensayos de los técnicos establecen que la proporción de carbón activo ideal es mínima, entre seis y siete gramos por kilo de aceite, pero que pueden ser necesarias hasta tres pasadas. El carbón activo se filtra luego para evitar su paso al producto refinado.

'El único problema es que al tener que pasar más de una vez el aceite por el carbón activo se nos produciría un cuello de botella y tendríamos que hacer modificaciones en las instalaciones para mantener el ritmo de refinado actual', indica Espuny, que ya había hecho algunas 'pruebas industriales satisfactorias' con el carbón activo apenas unos días antes de la inmovilización. El laboratorio ya emplea el doble de personas (seis) que la refinería.

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