_
_
_
_
_

La importación de células madre en Alemania divide a políticos e investigadores

El Gobierno fija para 2002 la revisión de la legislación sobre embriones

Los políticos alemanes debaten la ingeniería genética, pero al menos dos centros de investigación universitarios han importado ya de Estados Unidos células madre embrionarias para fines de investigación, según informó ayer el Süddeutsche Zeitung. La noticia pone en aprietos al Gobierno de socialdemócratas y verdes, profundamente dividido acerca de la legitimidad de este tipo de investigación (que implica la destrucción de embriones entre 5 y 14 días después de su concepción), permitida de momento gracias a una ley que data de 1990.

La caja de Pandora de esa investigación comenzó a abrirse a inicios de junio, cuando se supo que un profesor de la Universidad de Bonn, Oliver Birthler, con el respaldo del Gobierno regional, pretende importar de Israel estas células, que pueden convertirse en cualquier tipo de tejido y, por tanto, son muy prometedoras contra diabetes o Parkinson o para crear órganos para transplantes. La ley alemana prohíbe la creación artificial (a través de la clonación, por ejemplo) de células madre a partir de embriones sobrantes de la reproducción asistida, pero no impide adquirirlas en otros países e investigar con ellas.

Birthler no es el único que pretende aprovechar el vacío legal, en este caso para trabajar en la regeneración de tejidos cerebrales contra enfermedades como la esclerosis múltiple. Acosados por la prensa, otros investigadores han comenzado a dar la cara. Entre ellos un bioquímico de la universidad de Kiel, quien rápidamente se retractó de su anuncio inicial de haber solicitado ya un envío de células procedente de la compañía australiana ES Cell International, cuyo centro de investigación, por motivos legales, está en Singapur.

Una investigación del Süddeutsche Zeitung, no obstante, ha revelado ahora que las células ya están en Alemania, importadas por científicos de las universidades de Lübeck y Colonia. Los envíos proceden de la empresa estadounidense WiCell, que ofrece en Internet células madre por el módico precio de 980.000 pesetas. La calidad de estos cultivos, sin embargo, es dudosa.

Enfrentado a los hechos, el Gobierno rojiverde, por el mo-mento, opta por ganar tiempo, también para superar sus pro-pias diferencias de opinión, por ejemplo, entre la ministra de Investigación y Educación (partidaria de permitir la importación) y su homóloga de Justicia (contraria). El lunes los líderes socialdemócratas y verdes fijaron para otoño que el Parlamento decida sobre cómo proceder, y sólo en 2002, tras las elecciones del próximo año, se encarará una revisión a fondo de la ley sobre embriones de 1990. La oposición conservadora propondrá mañana una moratoria indefinida sobre las importaciones de células madre.

El debate, sin embargo, no se ajusta a las tradicionales divisiones partidistas. Tanto dentro de la Unión Cristiana Democrática (CDU) como entre los socialdemócratas hay influyentes voces que abogan por una amplia libertad para que los investigadores alemanes no queden en desventaja frente a sus colegas de otros países. Las posibles curas a partir de células madres tienen un inmenso potencial económico, según la industria farmacéutica y biotecnológica. De hecho, no se sabe si aparte de los investigadores universitarios -que, por ahora y al menos de labios para fuera se han comprometido a esperar los resultados del debate público- la investigación con este tipo de células se ha iniciado ya en la empresa privada.

La sombra de los experimentos médicos y la aniquilación de la vida indigna practicados en el Tercer Reich planean siempre como oscuras advertencias sobre el debate, tal y como ha resaltado una y otra vez Johannes Rau, el presidente alemán. También para discutir estas cuestiones, el canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, más bien inclinado a conceder cierta libertad a los investigadores, recientemente creó un Consejo Ético Nacional que ahora se tendrá que pronunciar.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_