Manuel Rivas cree que la literatura es sensorial gracias al cine

El escritor Manuel Rivas morirá por el cine. Dentro de poco, el director Antón Reixa lo pondrá delante de un pelotón de fusilamiento. Será el primer cameo que el novelista realice para la gran pantalla y lo hará durante el rodaje de la versión cinematográfica de su novela El lápiz del carpintero, que comienza el próximo lunes en Galicia. El libro, traducido a más de 15 idiomas y del que se han vendido 150.000 ejemplares, se transformará en celuloide, después del éxito de la película La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda), basada también en tres relatos del escritor.

Rivas no comparte el tópico de que normalmente el libro suele ser mejor que la película. 'Se da de todo. La relación entre literatura y cine habría que verla como un largo idilio incluso desde sus fundamentos. Son dos ventanas que miran hacia el mismo paisaje, que puede contener elementos distintos, pero con una misma sensualidad'. Al autor de Un millón de vacas le gustaría que ese paisaje gallego funcionara como lo ha hecho lo que él denomina 'el modelo irlandés'. 'La literatura irlandesa sirvió de humus, de espacio fecundo para el florecimiento de un cine interesantísimo', afirma el escritor. 'Es algo que tiene que ver con la fuerza de su tradición literaria. El caso más potente y de mayor sintonía creo que es el relato de Los muertos, de Joyce, y su traducción al cine por John Huston en Dublineses. No tiene sentido establecer una comparación entre el relato y la película. Uno y otra están llevados hasta el límite'. Y si el escritor establece los cimientos de ese modelo en una tradición cultural popular cercana a la viveza del folclor, la cercanía entre Irlanda y Galicia se hace muy corta.

El tacto de las palabras

'Para el narrador contemporáneo ignorar el cine sería como ignorar la luz eléctrica. El cine ha cambiado la forma de percibir el mundo y también de contarlo. Se escribe con los sentidos, ahora la literatura es sensorial; se descubren el color, el olor y el tacto de las palabras. Es como moverse en un terreno ecológico. Los ojos de un escritor deben ser como una cámara sin obturador oculta en todas partes', dice Rivas. Pero también es consciente de que ese matrimonio puede tener su lado oscuro. 'Las novelas que huelen descaradamente a película suelen ser malas novelas y eso también es un peligro'. Ahora, Manuel Rivas dice que se prepara para morir. Y Reixa advierte de que será una oportunidad estupenda para ver la interpretación real que hace el escritor de la muerte. Rivas concluye: 'Ese día no pasaré buena noche'.