Católicos y protestantes se enfrentan de nuevo en Belfast mientras se estanca el proceso de paz
Trimble amenaza con dimitir como ministro principal del Ulster si el IRA no inicia el desarme
Los líderes norirlandeses y los gobiernos de Londres y Dublín disponen de 10 días para encauzar el proceso de paz hacia una resolución positiva que evite una nueva crisis institucional. Sobre la mesa quedan los últimos escollos del acuerdo político de 1998, la llamada 'normalización' del Ulster en su triple vertiente: desarme del IRA, reforma policial y repliegue del Ejército británico. Su resolución, según recordó esta semana el ministro británico para la provincia, John Reid, requiere avanzar simultáneamente en los tres frentes.
Reid reiteró también la disposición del Gobierno británico a cumplir con su parte del contrato e instó al Sinn Fein a llevar a la práctica la promesa de su rama militar, el IRA, de inutilizar sus armas de una forma 'verificable y segura'. El Sinn Fein acude a la negociación con su mandato reforzado en las elecciones locales y al Parlamento británico del pasado 8 de junio, pero con escasa predisposición al compromiso. 'La comunidad republicana', dijo ayer Martin McGuinness al llegar al castillo de Hillsborough, 'está harta del énfasis en la cuestión del desarme'.
El IRA ha dado pasos de apertura en el último año. Sus armas permanecen calladas y, de acuerdo con la Comisión Internacional del Desarme, parte de sus arsenales siguen sellados. Esta semana, la organización indicó a los medios de comunicación que el contencioso de las armas 'puede solucionarse', pero nunca en virtud de 'ultimátum unionistas' o en los términos dictados por Londres.
El 'ultimátum' procede de David Trimble, que ha amenazado con dimitir como ministro principal de Irlanda del Norte si en 10 días el IRA no ha iniciado el proceso de desarme. Trimble carece de competencias en materia de reforma policial y seguridad militar, que recaen exclusivamente en el Gobierno de Tony Blair, y su dureza frente al movimiento republicano forma parte de la estrategia de autoprotección contra el acoso de una sección de su propio partido, el UPP, que exige la ruptura del Gobierno de coalición de Belfast mientras el Sinn Fein preserve intacto su ejército privado.
La tajante postura del líder unionista no dio los frutos inicialmente previstos. En los comicios británicos, el UUP perdió escaños en favor del más radical Partido Democrático del Ulster (UDP), opuesto al proceso de paz, aunque sigue siendo la fuerza dominante en el espectro político norirlandés. Pero, al menos, ha ganado un poco de tiempo. Ninguno de sus rivales en el UUP parece dispuesto a disputar el liderazgo de Trimble en el congreso que los 860 miembros del Consejo Unionista celebran hoy en Belfast.
A la presión interna en el UUP se suman también las voces de Dublín y de líderes nacionalistas norirlandeses, que demandan un gesto de los republicanos. El Sinn Fein, mientras tanto, desvía el debate hacia los disturbios que amenazan con propagarse del conflictivo barrio de Ardoyne a otras zonas de Belfast y al resto de la provincia.
Mientras tanto, la policía y el Ejército devolvieron ayer la calma al barrio de Ardoyne, en Belfast, foco de graves disturbios en los últimos días. Radicales católicos y protestantes se enfrentaron durante la noche del jueves con bombas artesanales y piedras. Al menos 20 policías resultaron heridos. Varias familias protestantes que residen en el límite de la llamada 'línea de paz' huyeron a barrios menos conflictivos.
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