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Megavatios de la Frontera

Tres industrias proyectan instalar en Arcos 2.400 megavatios de potencia

Tereixa Constenla

'Feliz Enron Navidad'. Los luminosos de Arcos de la Frontera (Cádiz) que describe Julia Franco tenían un toque a Berlanga y Mr. Marshall. 'Enron pagó la iluminación navideña y llenó todo el pueblo con esos mensajes', recuerda. Julia Franco y un grupo de amigos se mosquearon del todo cuando vieron que, en la cabalgata de Reyes, el gerente de Enron España Generación, Ignacio Soneira, recorría el pueblo disfrazado de rey mago. A Julia le pareció especialmente simbólico que sus pajes fuesen el alcalde Juan Manuel Armario (PP) y el delegado de Urbanismo.

Las pasadas Navidades comenzó a gestarse el principal movimiento de oposición a la instalación de centrales térmicas de ciclo combinado en Arcos de la Frontera, una localidad de unos 30.000 habitantes que hasta ahora ha vivido de la agricultura tradicional (girasol, remolacha, entre otros) y del turismo. Es uno de los pueblos blancos de la sierra de Cádiz que, de materializarse los tres proyectos presentados, se convertirá al latifundismo energético. Las tres centrales proyectadas, que requerirían una inversión de 161.000 millones de pesetas, tendrían una potencia de 2.400 megavatios en total.

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'Son proyectos totalmente incompatibles con el desarrollo sostenible y con el interés turístico del pueblo', alega el portavoz municipal socialista, Manuel Erdozain. La llegada de Enron, la multinacional norteamericana que proyecta una planta de 1.200 megavatios de potencia -sería una de las más grandes de Andalucía-, recibió las bendiciones del PSOE inicialmente. 'Nos equivocamos y no nos importa rectificar, pero no teníamos información', se justifica el concejal. Hay dos cuestiones que provocaron el giro socialista: la demanda hídrica en una cuenca deficitaria y la oposición social: 'No es oportunismo político, pero no vamos a seguir de espaldas al pueblo'.

El rechazo, a semejanza de lo que ocurrió en Tarragona, comenzó a gestarse en la calle, entre un grupo de amigos, algunos de ellos antiguos militantes antifranquistas y otros en activo, que constituyeron una plataforma llamada inicialmente 'La otra cara de las térmicas' y, después, la anti-térmicas. 'No queríamos ser negativos al principio, sólo pretendíamos informarnos', recuerda Isabel Oñate, una de las portavoces junto a Julia Franco.

El proyecto de Enron comenzó a desarrollarse, en su fase administrativa, en 1998. Está tan avanzado que sólo está pendiente de la obtención del permiso de vertido al río que concede la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y poco más. Las obras para acondicionar los accesos hasta su futuro emplazamiento, a ocho kilómetros del casco urbano de Arcos de la Frontera, ya han comenzado. La empresa prevé comenzar la construcción de la planta este año para que pueda funcionar en 2004.

El delegado de Medio Ambiente de Arcos de la Frontera, Sebastián Ruiz (PP), defiende el proyecto por su inyección económica: 'Va a crear riqueza y empleo y abrirá el pueblo a otros sectores'. Ruiz considera, además, que las centrales de ciclo combinado crean 'energía limpia' y son compatibles con la agricultura y el turismo.

Las perspectivas de empleo es un factor clave para lograr el apoyo municipal. Las industrias lo saben. Enron sostiene que se crearán más de un centenar de puestos directos cuando opere la central y, en poco tiempo, ha recibido más de un millar de currículum. 'Lo importante no es sólo el empleo directo, si no que ayudan a crear una clase media que es muy buena', argumenta el delegado de Medio Ambiente. Ruiz cree que la plataforma anti-térmica goza de más respaldo fuera de la localidad que dentro, a pesar de la manifestación de hace una semana. El Ayuntamiento, sin embargo, no rechazará ningún proyecto en principio. 'Estas centrales contaminan tanto en Arcos como en Almería, la diferencia está donde dejan la riqueza', concluye el edil.

Imagen de la manifestación celebrada el pasado domingo en Arcos.
Imagen de la manifestación celebrada el pasado domingo en Arcos.DIARIO DE CÁDIZ

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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