El jefe de la CIA logra el alto el fuego entre israelíes y palestinos
El Ejército de Israel, listo para replegarse
El Gobierno israelí ordenó anoche al Ejército que empiece a organizarse para aplicar el plan de Tenet. La orden fue impartida por el ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, según la radio pública.
Los responsables de seguridad israelíes y palestinos estuvieron ayer reunidos durante más de cuatro horas con Tenet, en un primer intento de aplicar sobre el terreno un plan aceptado por ambas partes a regañadientes, con matizaciones y reservas, y con el que se intenta reforzar el alto el fuego bilateral y posibilitar, a largo plazo, el reinicio de las negociaciones de paz.
La reunión finalizó sin otros acuerdos concretos, después de que las dos partes se cruzaran acusaciones mutuas responsabilizándose de "falta de voluntad política" para aplicar el acuerdo y sobre todo de continuar provocando sobre el terreno incidentes bélicos que vulneran el alto el fuego. El único acuerdo alcanzado ayer es el de volverse a reunir mañana, viernes, y establecer una mesa de diálogo semanal para ver la manera de aplicar el plan de pacificación.
La situación sobre el papel es confusa, ya que las dos partes han llenado de tachaduras y borrones el documento inicial de la CIA, para preservar sus propios intereses. Los israelíes se negaban a dar un primer paso; supeditan la aplicación del programa y sobre todo el fin del asedio de las ciudades a un real y prolongado alto el fuego, olvidándose de que se han comprometido a levantar todas las barreras antes de una semana. Los palestinos actuaban también con similares cautelas, después de haber hecho desaparecer del programa exigencias concretas como la detención de los dirigentes y militantes fundamentalistas.
Pero, además de estos desacuerdos, los observadores diplomáticos constatan sobre el terreno tres elementos inquietantes que, en su opinión, pueden acabar convirtiendo el documento Tenet en un papel mojado antes de lo previsto.
En primer lugar, la construcción en territorio palestino por parte de Israel de un cordón de seguridad para aislar las ciudades autónomas, lo que el presidente Yasir Arafat ha calificado de "ocupación de hecho" del territorio liberado. Segundo elemento: una nueva advertencia de los movimientos fundamentalistas palestinos Yihad Islámica y Hamás, que ayer anunciaban su decisión de continuar con la Intifada. Y en tercer lugar los permanentes incidentes bélicos y enfrentamientos entre las dos comunidades.
Sin ir más lejos, ayer un israelí disparó a un grupo de palestinos e hirió a cuatro de ellos, cerca de la colonia de Anatot, al noreste de Jerusalén; el israelí dijo que abrió fuego para repeler un ataque. Otros dos niños palestinos fueron heridos por disparos del Ejército israelí en un campo de refugiados al sur de la franja de Gaza.
Mientras Tenet abandonaba la región exhausto tras cinco días de negociaciones, tomaba el relevo el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, quien se dispone a efectuar un periplo por la zona. El punto de partida fue El Cairo, donde se entrevistó con Hosni Mubarak, y de allí salió por la tarde a Damasco. Sus próximos destinos serán Ammán y Jerusalén, adonde presumiblemente acudirá también el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana.
"Las dos partes han aceptado el acuerdo. Lo importante ahora es que hagan lo necesario para ponerlo en marcha, para pasar a continuación a la aplicación de todas las recomendaciones de la comisión Mitchell", afirmó Annan, recordando así la necesidad urgente de encarrilar el proceso de paz como única fórmula para impedir que se vuelva a producir un estallido de violencia.
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