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EL FUTURO DE EUROPA

Aznar cedió ante Schröder tras una tensa reunión con Economía y Exteriores

Pese al levantamiento del 'veto' español, 'Alemania no pagará nada como contrapartida'

Carlos Yárnoz

El ministro de Exteriores, Josep Piqué, no asistió a la reunión por encontrarse en Pekín, pero al frente de los expertos de Exteriores estaba De Miguel, uno de los principales promotores de la fallida estrategia del Gobierno español. Buena parte del encuentro estuvo dedicada a analizar la difícil situación en la que Alemania había colocado al Ejecutivo español a cuenta de los fondos europeos.

Los reunidos coincidieron en dos aspectos: de un lado, la reacción oficial de Berlín estaba siendo tan 'violenta' que era muy difícil mantener el pulso ante el país más potente de la Unión Europea, y de otro, la presión de los medios de comunicación internacionales, especialmente alemanes, hacían que la tensión se planteara de forma 'desorbitada'. 'No previmos que los alemanes reaccionaran tan violenta y frontalmente', aseguran las mismas fuentes.

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Además, y según fuentes oficiales que han seguido de cerca el problema, en Economía se discrepaba de la táctica elegida por el Gobierno español. 'Tenían sus dudas al ver lo que hacía Exteriores', precisa una persona próxima a La Moncloa.

A la vista de la situación, Aznar tomó la decisión de cambiar de estrategia. Al día siguiente de la reunión, viernes, salió hacia Berlín Ramón Gil-Casares, director del departamento de Internacional y Seguridad del Gabinete del presidente y hombre de confianza de José María Aznar. En la capital alemana se entrevistó con el principal asesor de Schröder, Michael Steiner, a quien explicó cuál era el planteamiento español y por qué España optaba por ceder ante Berlín. Paralelamente, Piqué transmitía en Pekín el mismo mensaje a su homólogo alemán, Joschka Fischer.

Ese mismo viernes, un alto cargo de Bruselas habló con el canciller, quien le transmitió que no estaba dispuesto a pagar precio alguno aunque España cediera en sus planteamientos. Pero al menos hubo un pacto bilateral, que consistió en rebajar la tensión ante la prensa y eludir declaraciones de confrontación. Lo han cumplido.

Problema sobre la mesa

En marzo, Berlín, apoyado por la Comisión, había planteado que los trabajadores de los países que se incorporen a la UE no puedan instalarse en la Unión hasta transcurridos siete años. Los alemanes temen una supuesta avalancha de inmigrantes. Antes de dar su luz verde a esta cuestión, el Gobierno español exigió que los Quince se comprometieran a encontrar una solución a la pérdida de fondos europeos que sufrirá Madrid tras la ampliación de la UE con países más pobres.

'Hemos querido poner nuestro problema sobre la mesa en un momento en el que ellos tenían planteado otro, para que pudieran apreciar que la solidaridad y la reciprocidad es fundamental', defiende De Miguel. 'Ahora, Alemania deja claro que no entiende esa reciprocidad y solidaridad, y nosotros no vamos a seguir por la senda del enfrentamiento que ellos pretenden y provocan'.

Para Alemania, como insiste un portavoz oficial, Madrid ha querido utilizar a Berlín de 'rehén' al relacionar uno y otro problema, 'pero Alemania no pagará nada como contrapartida a la moratoria de trabajadores'. Para un alto cargo español que ha participado en los contactos con Berlín, la posición de Schröder ha quedado nítida: 'Yo no pago, pero el insolidario es usted'.

Salvar los muebles

El miércoles pasado, España levantó en Bruselas su veto a la moratoria. Ahora, el Gobierno confía en que los Quince pacten un texto en el que se reconozca el problema que para los actuales receptores de fondos europeos tendrá la entrada de socios más pobres en la Unión Europea. 'En todo caso tendrá que ser un texto muy global, general, que no prejuzgue nada', responde un portavoz alemán. No sería la solución que quería España, pero servirá para salvar los muebles.

'La polémica ha tenido la virtud de presentar el problema y de alertar a todos los países afectados, tanto a los contribuyentes como a los receptores', afirma Gerardo Galeote, líder del Partido Popular en el Parlamento Europeo.

Los eurodiputados socialistas lo ven de forma muy distinta. 'Eso de venir al grito de Santiago y cierra España vestido de Guerrero del Antifaz no sirve aquí', dice Rosa Conde al hablar de la estrategia de Aznar. 'En Berlín , Aznar dijo que se fumaba un puro, pero ahora ha tenido que fumar una colilla cogida de la calle', comenta Carlos Carnero.

José María Aznar y Ramón de Miguel, en La Moncloa en abril de 1999.
José María Aznar y Ramón de Miguel, en La Moncloa en abril de 1999.EFE

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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