Lo que Greenspan sabe de la economía y los mercados ignoran
El presidente de la 'Fed', que no previó la recesión de 1991, busca ahora un aterrizaje suave
El Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal, responsable de establecer los tipos de interés de corto plazo, se reúne cada dos meses. El primer punto del día, como en cualquier sociedad o asociación de vecinos, es siempre el mismo: lectura y aprobación del acta de la reunión anterior. A diferencia de lo que hacen otros bancos centrales, ese acta, tras su aprobación, es un documento público.
La semana pasada, al comenzar su reunión bimensual, el comité votó la aprobación del acta correspondiente al pasado 20 de marzo, fecha en que se resolvió una tercera bajada de 0,5 puntos en los federal funds, el precio del dinero que se prestan entre sí los bancos norteamericanos, para dejarlo al 5 %. Más tarde, el 18 de abril y el 15 de mayo, la Reserva Federal redujo otras dos veces el precio, hasta dejar el tipo de interés de corto plazo en el 4%.
En Wall Street, cuando tiene lugar una sucesión de bajadas como estas últimas cinco, desde finales de diciembre pasado, la pregunta suele ser: ¿qué sabe Alan Greenspan de la economía que nosotros ignoramos? Pues bien, las actas de la Reserva Federal permiten conocer con mayor precisión lo que Greenspan y sus colegas analizan y discuten antes de adoptar una decisión como la de bajar los tipos de interés. No todo lo que se hace y se dice está recogido en las actas, pero ellas ofrecen un material que supera con creces los comunicados que suele publicar la Reserva Federal, aprobado esencialmente en la propia reunión del comité, al terminar sus cónclaves cada dos meses.
En la reunión del 20 de marzo, cuya acta es de dominio público desde las últimas horas, los miembros del comité encabezados por Greenspan estimaban que uno de los principales problemas para la expansión económica es la inversión de las empresas en equipos.
'Los gastos en equipos y en software han caído en el cuarto trimestre, y la estadística disponible e informes anecdóticos apuntan debilidad durante la primera mitad de este año, en gran parte como reflejo de hechos en el sector de alta tecnología. Han subsistido correcciones sustanciales hacia la baja en los beneficios esperados por las empresas a corto plazo, lo que sugiere que las compañías ven la inversión como mucho menos rentable que antes y que los cash flow se reducirán. Muchas empresas también se han inhibido en sus actividades de inversión por condiciones financieras que han acompañado menos, como la debilidad en los mercados de acciones y la mayor dureza de los términos que ofrecen los bancos a la hora de conceder créditos'.
Según el acta, el panorama de la inversión, pues, se ha deteriorado. 'Como consecuencia, un volumen sustancial de la inversión planificada ha sido pospuesto, si no cancelado del todo. El stock de capital ha crecido durante cierto tiempo a un ritmo insostenible, lo que hace inevitable un despeñamiento de la inversión. Más aún, este ritmo muy sustancial de evolución de las inversiones parece haber creado un exceso de capacidad en un número de industrias, y todavía no está claro hasta qué punto puede llegar el ajuste en los gastos de las empresas para adquirir equipos, sobre todo en las de alta tecnología...'.
El calendario de una eventual recuperación tampoco parece estar del todo claro. 'En una situación de equilibrio, la inversión de las empresas en plantas y equipos debería remontar sólo gradualmente este año. En el largo plazo, empero, se ve como probable el retorno a unas inversiones más robustas por parte de las empresas e, incluso, las previsiones de beneficios más allá del corto plazo no han caído demasiado, lo que refleja expectativas en curso de oportunidades de beneficio ligadas a fuertes avances de productividad'.
La paradoja de este diagnóstico, que no manifiesta preocupación por el perfil del consumo, al que caracteriza como todavía muy consistente, es que la Reserva Federal está lanzada a reducir los tipos de interés para evitar daños mayores en la economía y eventualmente relanzar el crecimiento. Pero los tipos actúan en el corto plazo más como acicate de los consumidores que de las empresas. Los primeros acuden a los bancos para tomar crédito más barato, hipotecas y créditos de consumo, mientras que las compañías sólo deciden cuándo solicitar créditos para abrir nuevas plantas o adquirir equipos cuando advierten oportunidades de beneficios bastante concretas. Si, como parece, la perspectiva de beneficios es pobre, los tipos de interés más bajos tardarán en mostrar su eficacia, en lo que a las compañías se refiere.
La respuesta de los mercados
El comité tiene muy en cuenta, quizá más de lo que se podría creer, la reacción de los mercados financieros. En la reunión del 20 de marzo, por ejemplo, varios miembros estaban por una bajada del 0,75%, más acorde, según decían, con lo que se necesitaba.
Los miembros del comité, asimismo, se despidieron ese día con la idea de que no sería posible esperar hasta la próxima reunión, prevista para el 15 de mayo. Se acordó, pues, mantener cuando fuere necesario una conference call, una conferencia por teléfono. El 11 de abril, Greenspan se puso en contacto con los miembros, tras conocer nuevos datos económicos; pero se decidió no reducir un 0,5% ese mismo día 'porque la sorpresa para los observadores suponía correr el riesgo de reacciones impredecibles en los mercados financieros, que habían estado especialmente volátiles en los días anteriores y porque habría nuevos datos disponibles'. El 18 de abril, en una nueva conferencia telefónica, el comité decidió bajar otro 0,5%. Y, finalmente, el 15 de mayo, resolvió otra bajada, para dejar el precio del dinero en el 4%.
Alan Greenspan no previó la recesión de 1991, lo que en gran parte hizo perder las elecciones presidenciales de 1992 a George Bush padre. Ahora, Greenspan, que puede haber mantenido muy elevados los tipos durante el año 2000, está haciendo lo posible para asegurar el aterrizaje suave (una recesión suave) o una situación cercana al estancamiento para el relanzamiento el año próximo.
De momento, la bajada de tipos sí está empujando el precio en Wall Street, que desde el pasado 4 de abril exhibe nuevamente su perfil taurino (bull market), tanto para los títulos del Nasdaq, que ha subido un 33% hasta el pasado viernes 19, del Standard & Poor´s, que ascendió un 16% o el Dow Jones, con una escalada del 18%. Greenspan, el conjurador de la exuberancia irracional de los mercados, está, pues, otra vez alimentando la burbuja.
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