Nacido en un centro de tortura
Un hijo de desaparecidos argentinos se moviliza contra el olvido de la dictadura
La vida de Emiliano Hueravilo Alonso ha estado marcada desde su nacimiento por las atrocidades de la última dictadura argentina. Emiliano vio la luz el 11 de agosto de 1977 en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención y tortura del régimen militar, donde su madre, Mirta Alonso, y su padre, Lautaro Hueravilo, se encontraban detenidos por militar en el Partido Comunista.
Antes de desaparecer junto a su marido, Mirta Alonso tuvo apenas tres semanas para estar con su hijo. 'El mío fue un caso medio raro, porque las mujeres que daban a luz eran directamente trasladadas a otros centros', explica Emiliano. 'Mi madre me tuvo 20 días, me pudo amamantar y me hizo una marca en la oreja izquierda con un alfiler para que me pudieran reconocer'.
'Mi madre me hizo una marca en la oreja con un alfiler para que pudieran reconocerme'
A los cuatro meses de vida, según cuentan los medios de comunicación de la época, Emiliano apareció en la puerta de un hospital de Buenos Aires junto a una nota en la que una supuesta madre se hacía responsable del abandono del bebé. En la nota figuraban su nombre y apellidos, lo que permitió que Emiliano se criase con sus abuelos paternos. 'Fui el primer caso de un hijo nacido en cautiverio que fue entregado a su familia. ¿Por qué yo? No lo sé'.
Otros no tuvieron tanta suerte. 'Hay más de 500 chicos que nacieron en cautiverio y que están siendo buscados por sus familiares', apunta Emiliano. 'Gracias al esfuerzo de las abuelas, a las investigaciones y a las pruebas de ADN se han recuperado 71 hijos de desaparecidos, que hoy viven con sus familias'.
Emiliano conversa con EL PAÍS en un café de Madrid junto a su esposa, que aprovecha la ocasión para dar el biberón a la hija de ambos, de sólo unos meses. A sus 23 años, el joven argentino visita por primera vez España, el país de los antepasados de su madre, donde pretende recabar apoyos para filmar un documental que relate su propia historia y la de miles de desaparecidos como sus padres. 'Hoy la juventud no lee casi nada. Nuestra idea es hacer algo para que los jóvenes argentinos conozcan la historia de su país, que sepan que hubo un golpe militar, gente desaparecida y que la ESMA fue un campo de concentración que estaba a 20 minutos del centro de Buenos Aires'.
Emiliano ha vuelto a pasar en varias ocasiones por la puerta de la ESMA, donde entre 1976 y 1983 estuvieron presos más de 5.000 personas bajo la vigilancia, entre otros, del teniente de navío Alfredo Astiz, el capitán de corbeta Jorge Eduardo Acosta, el Tigre, y el almirante Emilio Eduardo Massera. El intento del gobierno anterior de derribar el edificio para erigir un monumento de homenaje a los desaparecidos, recuerda Emiliano, fracasó por la presión de las organizaciones de derechos humanos y los partidos políticos. 'El edificio hay que dejarlo como está para recordar que allí hubo un campo de concentración y que hubo mucha gente torturada'.
Emiliano, que hoy trabaja como enfermero en un hospital de la ciudad de La Plata, forma parte de la agrupación HIJOS, fundada en 1995 con el objetivo de presionar para que se castigue a los responsables de la desaparición de sus padres. 'Sabemos que algún día las abuelas y las madres no van a estar. La idea es no que no se eche a perder su trabajo y seguir luchando hasta ver a los milicos en cana (presos)'. Para Emiliano, no hay perdón posible para los culpables. 'Estos tipos violaron, mataron y torturaron, y queremos que la gente sepa con quién vive. Astiz no puede salir ni a tomar un café porque le escupen, le pegan, le gritan... Aunque se salvó de la cárcel, la misma sociedad lo está castigando'.
Para el documental que prepara, Emiliano quiere entrevistar al juez Baltasar Garzón, que mantiene abierto un proceso contra los responsables de las desapariciones durante el régimen militar. 'El trabajo de Garzón es muy bueno. Está tratando de encarcelar a quienes la justicia argentina no pudo', afirma. Garzón cree que hubo entre 20.000 y 30.000 víctimas de la dictadura, entre ellas casi 600 españolas o descendientes de españoles, como la madre de Emiliano. El método empleado para hacer desaparecer a los detenidos de la ESMA eran los llamados vuelos de la muerte. Adormecidos con inyecciones de pentotal, las víctimas eran trasladadas a aviones militares, llevadas mar adentro y arrojadas vivas al agua.
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