Sharon apuesta a fondo por la solución militar
El primer ministro de Israel trata de eludir las soluciones políticas y ha optado por dar 'manos libres' al Ejército en su lucha contra la Intifada
Ariel Sharon es, ante todo, un general. El primer ministro de Israel acaba de desatar las manos del Ejército israelí para que pueda actuar con todo tipo de armamento y utilizar cualquier género de estrategia en el interior de los territorios autónomos palestinos, en un intento de ahogar la Intifada.
Las iniciativas políticas han quedado así relegadas a un segundo plano a pesar de las presiones de la comunidad internacional, que han colocado encima de la mesa dos planes de paz: el proyecto jordano-egipcio y el informe Mitchell.
'El Ejército intervendrá sin descanso en los territorios palestinos, en una actividad planificada y continua acompañada del uso de modernos sistemas para atacar blancos de forma puntual en las zonas pobladas', aseguraba un alto mando militar por la radio estatal israelí el pasado viernes por la mañana pocas horas después de que seis misiles tierra-tierra, guiados por rayos láser, alcanzaran el centro neurálgico de los servicios de seguridad del presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, en la franja de Gaza.
Las declaraciones del mando militar israelí, en un Ejército altamente disciplinado y en el que se miden cada una de sus palabras, suponen una declaración de guerra formal contra los palestinos, pero además este anuncio público supone el reconocimiento de que la cúpula militar del Estado de Israel ha conseguido por fin lo que tanto ambicionaban; 'luchar con las manos libres' contra la Intifada, relegando a un segundo plano las opciones políticas, una reivindicación reiteradamente reclamada durante el pasado Gobierno de Ehud Barak y que había encontrado su eco en el movimiento colono radical.
Ataques quirúrgicos
'Aunque no quede bien ante las cámaras de televisión, no nos queda más remedio que bombardear las comandancias palestinas dentro de las zonas pobladas. Pero hay que hacerlo de forma quirúrgica con cohetes de alta precisión', insistió ayer el comandante Yom Tom Samia, el comandante en jefe de la zona Sur, reconociendo la victoria de las tesis militares en su debate con los dirigentes políticos sobre la forma de conducir la lucha contra la Intifada.
El general Ariel Sharon ha impuesto la 'solución militar' a pesar de la opinión de un sector amplio de la población civil israelí, el 71%, que en una reciente encuesta apoyaba las 'soluciones políticas'.
Este mismo sector de la población respalda con un 55% la congelación de la construcción de los asentamientos si con ello se consigue un acuerdo de paz con los palestinos, en oposición a un 35% de los encuestados que se niegan a ultranza a poner fin a la extensión de las colonias judías tal como reclama el Gobierno de Yasir Arafat.
La decisión bélica del primer ministro Sharon ha puesto en pie de guerra a los sectores pacifistas israelíes que este fin de semana han anunciado públicamente la formación de una gran coalición para tratar de descabalgar del poder al Gobierno de Unidad Nacional formado hace dos meses y medio. Su objetivo es recobrar la iniciativa política, tratar de devolver el Ejército a los cuarteles y reanudar el proceso de negociaciones de paz con Yasir Arafat en el mismo punto donde lo había dejado el ex primer ministro Ehud Barak, en los acuerdos de Taba, donde se llegó a las puertas de un acuerdo definitivo de paz.
'Esta coalición es el resultado de dos meses de negociaciones entre diferentes militantes de partidos políticos; desde disidentes laboristas que no están de acuerdo en la colaboración de su partido con Ariel Sharon, a los militantes y dirigentes del partido laico Meretz', explica la abogada Gaby Lasky, dirigente de la organización Paz Ahora. Pero recalca sobre todo que 'no se trata de los de siempre', que la iniciativa es más ambiciosa ya que por primera vez en una operación de este tipo se cuenta con la presencia de un nuevo sector de la población, los emigrantes que proceden de Rusia, que han constituido un nuevo partido: voto democrático, con el que tratan de desmarcarse de la zona de influencia de la derecha.
El acta de nacimiento de la coalición contra Sharon, difundida ayer a través de la prensa de Israel en forma de anuncio de pago, la firman 81 políticos e intelectuales, entre los que se encuentran, entre otros, la hija de Moshe Dayan, la feminista Yael Dayan; el ex alcalde de Jerusalén Tedy Kolek y el dirigente laborista y ex ministro de Justicia Yosi Beilin, convertido en una de las cabezas visibles de la nueva plataforma.
Encima de la mesa de la coalición hay dos instrumentos de trabajo: el proyecto de paz jordano-egipcio, apadrinado por la Unión Europea, elaborado hace dos meses, y en el que se intenta establecer como primera fase un alto el fuego para reiniciar a continuación las negociaciones de paz, o el documento de la Comisión Mitchell, respaldado por Estados Unidos, en el que se sugieren una serie de medidas para encarrilar el proceso de paz, empezando por la congelación de los asentamientos.
Desaliento europeo
'Las alternativas no son tantas. El documento de paz jordano-egipcio ha sido ya redactado y consensuado por israelíes y palestinos en dos ocasiones. Ariel Sharon exige ahora una tercera redacción', se afirma en medios de la comunidad europea, donde han empezado a detectarse el desánimo y el cansancio de una labor de mediación que va para su quinto año.
A la comunidad internacional se le está agotando la paciencia. El periodo de gracia concedido a Israel hace tres años cuando los laboristas llegaron al poder y se comprometieron a impulsar el proceso de paz podría no ser renovado. Las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos que actúan en Palestina, financiadas por los países europeos, han empezado a confluir en Ginebra, sede de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en las últimas semanas. De manera tímida, pero firme, se ha empezado a abrir en las grandes instituciones un debate sobre la vulneración de las convenciones internacionales y los métodos bélicos usados por el Ejército israelí contra la población civil palestina. Yossi Sarid, secretario general del partido Meretz, alertaba hace pocos días a los dirigentes del Gobierno de Israel sobre la posibilidad de acabar 'envueltos en un procedimiento judicial en el Tribunal Internacional de La Haya'.
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