La inflación se dispara en toda Europa y deja en evidencia al BCE
Los países del euro 'responden' a la rebaja de tipos con fuertes subidas de precios por el petróleo y la crisis alimentaria
Como si se hubieran puesto de acuerdo para llevarle la contraria a Wim Duisenberg, la mayoría de los países del euro ofrecieron ayer unos pésimos resultados de inflación en abril. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) dijo anteayer que no quería sorprender a los mercados con su rebaja de tipos, pero posiblemente tampoco esperaba que en países como Francia y España los precios aumentaran un 0,5%, en Alemania un 0,4%, en Holanda un 0,6%, o en Irlanda un 0,9%.
Se trata de subidas que se han producido antes de la decisión de la autoridad monetaria de la zona euro. Los datos corresponden a abril y Duisenberg decidió rebajar el precio del dinero (hasta el 4,5%) el pasado 10 de mayo. Pero es como si ese juego del ratón y el gato que define la estrategia del BCE hubiera ganado aficionados. Duisenberg dice que la inflación pronto empezará a contenerse y los países aparecen un día después con unos precios desbocados.
Las causas son comunes a la mayoría de ellos. El rebrote de los precios del petróleo en los mercados internacionales, unido al mal tiempo durante el mes de abril, están detrás de las nuevas tensiones inflacionistas. En media mensual, el barril de petrólero brent se pagaba a 26,1 dólares en abril pasado, frente a los 23 de hace un año. Además, la crisis alimentaria (vacas locas, fiebre aftosa) ha tenido efectos en los precios de los alimentos.
La depreciación del euro es otro de los factores que han contribuido a impulsar la inflación en abril. En ese mes y en relación al dólar, la moneda europea cambiaba a 0,8920 frente a los 0,9095 del mes anterior. Son muchos elementos conjurados y muy poco el efecto sobre los precios de unas economías en desaceleración. Tampoco la moderación salarial que se mantiene en la mayoría de países -así lo resaltó anteayer el BCE- consigue un nivel de precios más moderado.
Distensión en junio
En el caso de Alemania, por ejemplo, la inflación ha escalado al 2,9% en abril, una décima por encima de lo previsto en los cálculos preliminares y bastante superior al 2,5% registrado en marzo, según la Oficina Federal de Estadísticas en Wiesbaden, informa Ciro Krauthausen. La que ya hoy día es la tasa más alta desde febrero de 1994 incluso podría aumentar en mayo, según pronosticaron ayer varios analistas. A partir de junio, sin embargo, se prevé una distensión.
Al igual que en otros países de la zona euro, la subida de precios obedeció sobre todo al encarecimiento del petróleo y sus derivados, y a los precios de los alimentos no elaborados, en aumento tras la crisis de las vacas locas y la fiebre aftosa. Armonizado en términos europeos, el Índice de Precios al Consumo alemán (IPC) se situó en el 2,9%.
Con toda probabilidad, la inflación volverá a subir fuertemente en mayo. 'Prevemos un 3,4% o, incluso, un 3,5%', afirmó Christoph Weil, economista del Commerzbank en Francfort. Para entonces, el fuerte incremento en los precios de la gasolina producido por los problemas en las refinerías europeas se reflejará de lleno en el IPC.
Subida de impuestos
En Francia, los precios se encuentran aún en un moderado 1,8%, pese al aumento de 0,5 puntos en abril. El índice armonizado se ha situado en el 2%, después de subir seis décimas en abril. La subida de los precios de la alimentación (1%), en especial de la carne (0,8%), junto al aumento de los precios de los combustibles (1,7%) -debido en parye a la subida de impuestos sobre las gasolinas- explican el repunte de los precios en el país vecino.
También los Países Bajos cerraron el pasado mes de abril con un mal resultado de inflación. En el mes la subida fue del 0,6%, con lo que se alcanza una tasa en los últimos doce meses del 4,9%, la tasa más alta desde el año 1982. Y peor todavía fue el caso de Irlanda, otra vez el farolillo rojo entre los socios europeos. En ese país, los precios se dispararon un 0,9% en abril y alcanzan una tasa del 5,6% respecto de un año antes.
España tampoco se ha quedado atrás en esta desgraciada carrera. Con un 0,5% de subida en abril respecto de marzo y un 4% en los últimos 12 meses, la inflación española vuelve a situarse entre las peores de Europa. Pero el hecho de que haya países que todavía han tenido un resultado peor llevó ayer al secretario de Estado de Economía, José Folgado, a prever que el diferencial con los demás países del euro se reducirá. Los datos del conjunto de países se conocerán el próximo 16 de mayo.
Eugenio Domingo Solans, el miembro español del Consejo del BCE, declaró ayer que 'la alta inflación en España, obviamente, no es buena'. Solans, presente en Madrid para participar en las jornadas sobre Democracia en el Nuevo Milenio, organizadas con motivo del 25 aniversario del diario EL PAÍS, añadió que 'el Gobierno español debe continuar avanzando en la consolidación fiscal y en la flexibilización de la economía'. Solans destacó que 'el hecho de que haya superavit presupuestario en este ejercicio es muy positivo' pero que 'uno nunca puede darse por satisfecho con una tasa de inflación como la que hay en estos momentos', informa Fernando Gualdoni
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