El descontrol de los precios en Alemania y Francia aleja un nuevo recorte de tipos
El IPC interanual alemán se sitúa en el 3,5%, la cota más alta desde 1993, y el francés, en el 2,3%
Los resultados de la inflación conocidos ayer para las principales economías de la zona ensombrecen aún más el panorama. Tanto Francia como Alemania (también España) están en la peor de las tesituras: la inflación se dispara mientras el crecimiento se desacelera. El inmovilismo que se ha achacado al BCE en los últimos meses, tiene ahora un gran punto de apoyo. Además, el ritmo de crecimiento económico europeo 'se ha ralentizado' en el último mes, según reconoció ayer Ernst Welteke, presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobernadores del BCE. En Zúrich, Welteke alertó sobre una desaceleración más pronunciada de lo previsto.
Las previsiones apuntan a que los precios se van a desacelerar en los próximos meses debido a que las causas del actual rebote son los alimentos y la energía, es decir, los productos más volátiles. En el caso del petróleo, las expectativas son moderadamente optimistas. El secretario general de la OPEP, Alí Rodríguez, aseguró ayer a Intereconomía que 'si en julio hiciese falta más petróleo para abastecer la demanda' por la suspensión de las exportaciones por parte de Irak, 'la OPEP estará en actitud de proveer ese petróleo'. Y si no sube la producción se elevará el precio.
De momento, las señales de alarma se han disparado en Francia después de conocerse que el coste de la vida se incrementó en un 0,7% en mayo, el alza más fuerte de los últimos seis años en la segunda economía de la zona euro. El índice de precios al consumo armonizado con las normas europeas aumenta así hasta el 2,5% anual, aunque según las normas francesas, que dejan fuera algunos productos, sólo lo haya hecho en el 2,3%. Hace un año, estaba en el 1,5%.
Señaladas con el dedo, las frutas, las hortalizas y las legumbres serían las responsables de una buena parte de esta subida: los productos alimenticios frescos se encarecieron en un 9,1%, lo nunca visto, a causa del mal tiempo primaveral. Otra parte de las culpas recaen sobre la OPEP, persistente en la política de precios elevados de los productos petrolíferos, que se incrementaron un 3,5% en este mayo francés. Al menos así lo resaltan tanto el Instituto de Estadística (INSEE) como el Ministerio de Economía, menos inclinados a destacar el impacto que haya podido tener una subida del 9% -nada menos- en los precios del gas, esta última motivada por una decisión autóctona.
En Alemania, la inflación llegó al 3,5% en mayo frente al mismo mes del año pasado y un 0,5% frente a abril. En mayo de 2000 estaba en 1,4% y en los dos últimos meses se ha disparado un punto. Se trata del nivel más alto desde el 4,2% de diciembre de 1993, pero los analistas confían en que los precios vuelvan a caer a partir de junio.
La Oficina Federal de Estadísticas, que ayer confirmó las estimaciones preliminares dadas a conocer hace dos semanas, explicó que el aumento se originó sobre todo en las fuertes subidas de los precios de los carburantes (15,4%, como media), la calefacción (28,1% frente a mayo de 2000) y del gas (25,8%) y de los alimentos (6,7%). Sin el coste del petróleo y sus derivados, la inflación se habría situado en un 2,9%. Armonizados en términos europeos, los precios aumentaron un 3,6% interanual y un 0,6% mensual.
Aunque fuera de la zona euro, ayer se conocieron también los datos de inflación en el Reino Unido, que han arrojado una subida del 0,6% en mayo y del 2,1% en los últimos 12 meses. También en el caso de este país, los alimentos y la energía son las causas.
Las bolsas se vieron afectadasy tuvieron caídas de consideración. París retrocedió el 1,97%, Francfort, el 1,68%, y Londres, el 0,98%. En España, el general cayó 1,62% y el Ibex-35, el 1,69.
Expectativas
Los analistas se interrogan sobre el margen de maniobra del BCE para tocar los tipos de interés en la zona del euro, una vez conocidos los malos datos de inflación francés y alemán. Uno de sus vicepresidentes, Jean-Claude Trichet, que preside el Banco de Francia, insistió ayer en que las autoridades monetarias de la zona del euro cuentan con terminar el año con una tasa de inflación global no superior al 2%. Trichet valoró como 'atípica' y 'anormalmente elevada' el alza de precios registrada en su país durante el mes de mayo y descartó que esté relacionada con la ya cercana introducción del euro como moneda común. El Instituto de Estadística espera, por su parte, que la inflación francesa retroceda hasta el 2% en septiembre, contando con que la inflación subyacente (sin los precios más volátiles) sigue siendo baja (en mayo subió el 0,1%). Los nubarrones se acumulan igualmente sobre los datos de crecimiento del producto interior bruto (PIB). El presidente del Banco de Francia estima que su país crecerá el 2,5% este año. El ministro de Economía, Laurent Fabius, revisó a la baja su previsión de crecimiento a una tasa 'más próxima al 2,7%' que al 2,9% inicial.
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