El Banco Central Europeo recorta por sorpresa al 4,5% el precio del dinero
Wim Duisenberg asegura que no se ha dejado influir por 'presiones internas o externas'
El holandés Wim Duisenberg ha cogido a todos por sorpresa. El controvertido presidente del Banco Central Europeo (BCE) anunció ayer su decisión de bajar un cuarto de punto los tipos de interés en la zona euro y los situó en el 4,5%, el mismo nivel que el de la Reserva Federal estadounidense. Duisenberg cree, en contra de lo que ha sostenido hasta ayer, que ahora 'puede contenerse' la presión inflacionista. Su decisión ha estado precedida de fuertes presiones ejercidas desde organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional o la OCDE y de Gobiernos europeos como los de Francia, Bélgica o Alemania.
'No es nuestra política sorprender a los mercados, pero a veces es inevitable', comentó ayer Duisenberg tras difundirse la noticia, que, según coinciden todos los expertos, ayudará a frenar el desaceleramiento económico que sufre Europa en los últimos meses. El banco europeo era el único de las grandes entidades que aún no había tomado una decisión de ese tipo tras el enfriamiento de la economía estadounidense y sus negativas consecuencia en todo el mundo. El presidente del BCE esgrimió dos argumentos para sostener su decisión: el control de los precios y el incremento de la masa monetaria en circulación.
Parámetros controlados
La inflación en la zona euro, que supone el principal objetivo de vigilancia del banco, se encuentra hoy en el 2,6%, seis décimas por encima de las previsiones para este año, pero el presidente del BCE afirmó que la tasa empezará a bajar a partir de los próximos meses y acabará por debajo del 2% el año que viene. El alza del precio del petróleo en otoño pasado y la incidencia en el mercado de las vacas locas y de la fiebre aftosa son los factores, según Duisenberg, que han provocado un cierto descontrol de la inflación, que pronto empezará a 'contenerse'.
Como segundo argumento, el BCE señaló ayer que, a lo largo del último trimestre, la masa monetaria ha crecido un 4,4%, una décima por debajo de la tasa de referencia adecuada que se fija el banco europeo. Además, el banco europeo valora la moderación salarial registrada en la zona euro en los últimos meses.
Pero, por encima de los datos técnicos, el anuncio de Duisenberg ha estado precedido por múltiples presiones a muchas bandas para que el BCE diera el paso para hacer frente a la ralentización del crecimiento económico en Europa. Algunos de los más importantes Gobiernos de la zona euro, con Francia a la cabeza, han ejercido esas presiones públicamente. Laurent Fabius, ministro francés de Finanzas, declaró el mes pasado en Washington que la inflación estaba controlada y que 'sería una paradoja' que, por un desaceleramiento en la economía, se pusiera en peligro el equilibrio en las cuentas públicas. 'Nuestra política monetaria deberá tener en cuenta esta situación', advirtió Fabius en una reunión del FMI a la que Duisenberg asistía como invitado. Tras revisar a la baja sus estimaciones anteriores por la desaceleración en EE UU, la Comisión estima que la Unión Europea crecerá este año un 2,8%.
Pero en esa misma posición se han alineado desde hace un par de meses Bélgica (que este semestre preside el Eurogrupo), Alemania y todos los países de la eurozona con bajas tasas de inflación. Al coro de presiones también se sumaron el FMI, la OCDE y hasta el Departamento del Tesoro de EE UU. En el último mes, raro ha sido el día en que la prensa económica británica no ha destacado en sus primeras páginas esas presiones.
Por eso, Duisenberg quiso insistir ayer en que el BCE actúa cuando cree que debe hacerlo, y no cuando le marcan el paso. 'No hay nada que hacer bajo presiones externas o internas, de la prensa o de los políticos', aseguró. Y quiso dejar claro que el organismo que preside es autónomo: 'Lo difícil para los políticos es tomar decisiones cuando son necesarias, con análisis y valoraciones en la mano, haya o no presiones'.
Algunos expertos consultados ayer en Bruselas consideran que, pese a ese canto a la independencia, las presiones han incidido e influido y, como prueba, señalan que el BCE esgrime los citados argumentos, cuando hace sólo dos semanas se basaba en los mismos para reafirmarse en su inmovilismo. Es más, Duisenberg aseguró ayer que la tasa sobre la masa monetaria registrada inicialmente en marzo era del 5%, pero que ha sido corregida favorablemente por diversos motivos técnicos.
Además, algunos sostienen que la rebaja debería haber sido mayor para frenar más contundentemente el enfriamiento que sufre la economía de la zona euro. En Berlín, por ejemplo, la locomotora alemana registra datos preocupantes tanto en tasa de paro (ha crecido en los últimos cuatro meses) como en producción industrial, con una bajada como no se recordaba desde hace una década.
Frente a las presiones para la bajada de tipos, también en los últimos meses ha habido manifestaciones públicas de varios Gobiernos en contra de tal medida. Así, los países con mayores tasas de inflación en la zona euro, como España, se han manifestado en varias ocasiones en contra de tal hipótesis.
La cotización del euro experimentó una ligera mejoría tras la decisión del BCE. Había iniciado la jornada a 0,8829 dólares por unidad y a primera hora de la tarde el banco fijó una paridad de 0,8868 dólares.
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