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Columna
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La pesca sigue coleando

Al cabo de varias semanas de ser prácticamente irreversible el desacuerdo pesquero con Marruecos, sigue siendo motivo de discordancia política la delicada situación en que ha quedado el sector pesquero andaluz. Y una vez constatado el desacuerdo, todos a mirar hacia Madrid, esperando que el Gobierno de España, una vez más, sea el único que apechugue con las consecuencias.

Chaves ha puesto, todo hay que decirlo, menos interés del exigible en mejorar el bienestar presente y futuro del sector pesquero andaluz, como lo demuestra la poca atención que le ha dispensado desde el punto de vista económico-presupuestario. Baste un botón de muestra: en el año 2000, la Junta de Andalucía sólo ha gastado en políticas de pesca el 37% de lo que tenía presupuestado. Es tan grande la incapacidad de los responsables de pesca de la Junta de Andalucía (Paulino Plata al frente), que ni siquiera han sido capaces de gastar lo que tenían proyectado. De los 12.690 millones de pesetas presupuestados, apenas han sido capaces de emplear (invertir en mejorar el sector pesquero) 4.700 millones de pesetas. ¡Con la que está cayendo no es difícil imaginar la de cosas que podrían haberse hecho con 8.000 millones de pesetas!

Con datos como éste (repito que es sólo una muestra) comprendo la preocupación que puede sentir el sector pesquero andaluz al pensar que su subsistencia podría quedar en manos sólo de la Junta de Andalucía. Afortunadamente, el Gobierno de España ha puesto en marcha cuantos mecanismos están a su alcance para ofrecer alternativas al sector (ayudas económicas directas, búsqueda de caladeros alternativos, diversificación de la actividad económica en los pueblos y localidades afectados, etcétera), mientras que el Gobierno de la Junta de Andalucía sólo ha ofrecido como solución, por ahora, la aprobación de la Ley Andaluza de Pesca.

Es poco creíble que la Ley Andaluza de Pesca (Proyecto de Ley de Ordenación, Fomento y Control de la Pesca Marítima, el Marisqueo y la Acuicultura Marina) que llevaba siete años, siete, durmiendo el sueño de los incapaces en un cajón de la Consejería de Plata, sea presentada ahora a bombo y platillo como la solución mágica para los problemas del sector. Si era necesaria y tan beneficiosa, ¿por qué han tardado tanto tiempo en presentarla?, ¿cómo han sido capaces de resolver en quince días los problemas que han retenido la ley durante siete años?, ¿no es, más bien, un sangrante caso de desidia en afrontar el desarrollo normativo de una competencia que ostenta nuestra comunidad autónoma desde 1981, o incluso un flagrante caso de oportunismo político, presentando ahora, en tiempos de dificultad, un ley parada desde hace años?

Uno no deja de esperar de los políticos la suficiente cordura como para poner los intereses generales de los andaluces por encima de los intereses de partido, de modo que dejen al margen las diferencias políticas para ponerse a trabajar, codo con codo, en la solución de los problemas generados por el desacuerdo. Pero el camino no es la mentira: ¿recuerdan el pretexto del acuerdo entre Sicilia y Túnez, y la bravata de Chaves de querer firmar uno similar entre Andalucía y Marruecos? Pues resulta que tal supuesto acuerdo era mentira, no existía, y lo de Chaves, un simple brindis al sol.

El camino tampoco es la demagogia: no se puede pedir que el Gobierno de España gaste más y más dinero, y que consiga más y más fondos comunitarios para el sector pesquero andaluz (Arias Cañete está peleando duramente por conseguir 50.000 millones adicionales), cuando la propia Junta no ha sido capaz de gastar ni lo que tenía presupuestado, haciendo que los pescadores andaluces dejen de recibir los beneficios de la inversión de 8.000 millones de pesetas en su sector. Y menos aún el camino es la incapacidad: Andalucía es la única comunidad autónoma afectada por el problema del desacuerdo pesquero con Marruecos que todavía no ha presentado al Gobierno un Plan de Futuro para el sector (Canarias y Galicia ya lo han hecho hace semanas) que contemple las medidas que piensa adoptar para paliar la grave situación en que han quedado los pescadores andaluces.

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Dicho en términos más llanos, aunque mucho más crudos: Chaves y Plata no saben qué hacer, no saben qué medidas tomar para afrontar el problema, no saben qué necesidades tienen los pescadores y el sector en general... Por cierto, resulta patética (incluso miserable) la carta de Plata a Arias Cañete pidiendo conocer el importe de los fondos comunitarios antes de elaborar ese Plan de Futuro, y como requisito para poder hacerlo: ¿es que para el consejero Plata las necesidades de los pescadores andaluces dependen de lo que otros puedan gastar? No es ese el camino...

Posdata: si alguien piensa que por descalificarme personalmente va a conseguir que deje de expresar libre y sinceramente lo que pienso, no lo va a conseguir... y si lo que quiere ese esbirro político es silenciar mi opinión, porque no le gusta o porque no es favorable a su jefe Chaves, o simplemente para ganar puntos y méritos políticos ante éste, lo único que ha conseguido es dejar bien patente su raquítica catadura moral y la escasez de sus convicciones democráticas.

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