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Trillo busca dos billones para financiar los programas de armamento ya comprometidos

Defensa quiere que Ciencia y Tecnología condone los créditos desembolsados o conceda otros

Miguel González

Durante los últimos años, el Ministerio de Defensa ha conseguido el milagro de profesionalizar y modernizar las Fuerzas Armadas españolas con un coste presupuestario modesto. Su presupuesto ha crecido sólo en 139.000 millones (16%) desde 1996. Pero este milagro es sólo aparente. En realidad, lo que se ha hecho es girar una letra a cinco o diez años vista, según los casos; aplazar el pago de una deuda que está a punto de vencer.

En 1997 y 1998, el Ministerio de Defensa y el antiguo Ministerio de Industria, ahora Ciencia y Tecnología, firmaron sendos convenios por los que el segundo se comprometía a adelantar a las empresas (CASA, Bazán y Santa Bárbara) el dinero necesario para financiar los grandes programas de armamento. Se trataba de créditos reembolsables, que las empresas devolverían en el momento en que Defensa les pagara, por lo que no se imputaban al déficit público ni perjudicaban la prioridad del Gobierno: cuadrar las cuentas del Estado.

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Gracias a este sistema, Ciencia y Tecnología ha distribuido ya más de 340.000 millones de pesetas y tiene comprometido otro medio billón. Pero, aunque aún no ha desembolsado la totalidad de los préstamos, ha llegado la hora de empezar a cobrar.

La partida que Defensa destina a la compra de los aviones EF-2000, de sólo 800 millones este año, debe ascender a 24.000 millones el año próximo y a 48.000 el siguiente. La factura de las fragatas F-100, de 2.600 millones en 2001, pasará a 10.952 en 2002 y a 20.327 en 2003.

Estos grandes programas militares no son los únicos. España se ha comprometido a adquirir 27 unidades del futuro avión de transporte europeo A400M, por un importe estimado en 350.000 millones; este año debe aprobarse la construcción de los dos primeros submarinos de la serie S-80, por unos 66.000 millones; y está pendiente la elección del nuevo helicóptero de ataque del Ejército, por citar sólo los más significativos. 'Programas extraordinarios sólo pueden abordarse con recursos extraordinarios', ha afirmado el secretario de Estado de Defensa, Fernando Díez Moreno. Con su actual presupuesto, las Fuerzas Armadas españolas están hipotecadas hasta el año 2026. Como pronto.

El ministro Federico Trillo-Figueroa está estudiando varias fórmulas. La primera pasa por la condonación pura y simple de los créditos concedidos por Ciencia y Teconología, pero su legalidad es más que dudosa y, además, repercutiría en el déficit del Estado. La segunda consiste en escalonar los pagos, alargándolos en el tiempo, y negociar nuevos créditos para los futuros programas. Esta medida, que en realidad supone una nueva moratoria, reabriría la polémica sobre la instrumentación de los fondos dedicados a Investigación y Desarrollo para adquirir material militar.

Además, Trillo-Figueroa quiere acelerar la venta de las más de 500 propiedades inmobiliarias que han perdido interés militar. Con ello espera recaudar este año 20.000 millones de pesetas que se destinarán a la compra de armamento. Una cifra importante, pero insuficiente para la magnitud del problema. Al final, según fuentes de Defensa, será una combinación de todas las fórmulas citadas la que permitirá, si no resolverlo, al menos sortearlo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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