Mujeres fumadoras: comprender las causas para afrontar el problema
Datos recientes muestran que se está produciendo un importante incremento del hábito de fumar entre las mujeres españolas. Aunque globalmente en España todavía fuma más el género masculino, las adolescentes fuman ya ahora más que sus compañeros.
Esto ha sucedido al tiempo que entre los varones fumadores disminuía el hábito tabáquico alrededor de 15 puntos en 10 años. ¿Cómo es posible explicar este proceso? ¿Qué ha pasado para que el consumo del tabaco se esté convirtiendo en un atributo femenino, cuando en los años sesenta del siglo XX fumaba menos del 5% de las mujeres?
Lo que ha pasado -y sigue pasando todavía- es que la industria tabaquera ha desarrollado una intensa campaña publicitaria muy bien diseñada precisamente para ampliar su mercado entre las mujeres.
Aunque las consecuencias del fumar son la enfermedad, la invalidez y la muerte precoz, cierta publicidad presenta a las mujeres fumadoras con glamour, belleza, esbeltez, éxito e independencia
Mientras que las consecuencias de hábito de fumar sobre el organismo humano son la enfermedad, la invalidez y la muerte precoz, cierta publicidad presenta a las mujeres fumadoras con glamour, belleza, esbeltez, éxito social e independencia.
Y muchas adolescentes, que se han dejado llevar por esta estrategia y han empezado a fumar ocasionalmente, se han convertido en fumadoras adictas a corto plazo. Pues la nicotina es una sustancia activa en las terminaciones nerviosas y tiene una enorme capacidad adictiva.
Las consecuencias son ya visibles. El incremento del consumo de tabaco por parte de las mujeres se traduce, tras unos años, en un claro incremento de las enfermedades asociadas al tabaquismo.
La enfermedad coronaria, antes poco frecuente entre las mujeres de nuestro país, se está incrementando de forma clara. Asimismo, el cáncer de pulmón, antes casi enteramente un atributo masculino, crece también de forma imparable entre las mujeres desde finales de la década de los ochenta.
Empezamos ya a ver mujeres laringectomizadas, con la voz mutilada para poder controlar un cáncer desarrollado en las cuerdas vocales. Está emergiendo en la mujer una nueva epidemiología, insólita en este género.
¿Qué hacer? La respuesta está clara a la luz de la experiencia internacional, y la viene proponiendo el movimiento de control del tabaquismo desde hace años: regular con rigor la publicidad y las campañas de promoción del tabaco. Sabemos que la publicidad y las campañas de promoción del tabaco se dirigen a los menores de edad para favorecer su experimentación con un producto adictivo, que convierte a muchos de quienes lo prueban en adictos a corto plazo.
Por tanto, proteger a los menores implica actuar para interrumpir el proceso que lleva a tantas (y también tantos) adolescentes a empezar a fumar. Esta acción protectora es una necesidad imperiosa en España, el país de la Unión Europea donde la industria tabaquera ha tenido mayor capacidad para evitar la regulación.
Hay otra acción fundamental para evitar las peores consecuencias del fumar: ayudar a dejar de fumar. Muchas mujeres fumadoras desean dejarlo. Y, al igual que los varones, se enfrentan a un proceso factible, pero difícil: un poco más complicado para ellas por los estereotipos sobre el acto de fumar, delgadez y esbeltez, fomentados por la publicidad. Pero un proceso posible, que ha superado con éxito la creciente proporción de mujeres ex fumadoras, cada vez más visibles socialmente.
Joan-Ramon Villalbí, doctor en Medicina y master en Salud Pública, es presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.
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