'Nadie quiere entrar en un gobierno de Berlusconi'
Han pasado más de dos meses y medio desde que Francesco Rutelli, ex alcalde de Roma, 46 años, candidato de El Olivo a la presidencia del Gobierno italiano en las elecciones del 13 de mayo, iniciara una campaña en solitario recorriendo Italia de punta a punta en un intento a la desesperada de frenar la derrota anunciada de la coalición de centro-izquierda.
Los inicios fueron difíciles porque Rutelli partía en las encuestas con una desventaja de 20 puntos sobre su adversario, el magnate de la televisión privada Silvio Berlusconi, y ni siquiera sus aliados de El Olivo parecían dispuestos a volcarse en la campaña con especial intensidad. Pero la situación está cambiando. Las últimas encuestas hablan de una aproximación notable entre los candidatos, y el optimismo militante de Rutelli está dejando paso a un optimismo realista. Estos días ha recorrido algunas plazas del norte hostil al centro-izquierda, y ha tenido la osadía de presentar el programa de la coalición en la antigua sede del llamado parlamento padano, que se inventara Umberto Bossi, cerca de Mantua (Lombardía).
'No es casual que Indro Montanelli haya anunciado que votará a El Olivo porque no le da miedo'
Con un pequeño equipo de incondicionales, interpretando al pie de la letra las instrucciones de sus asesores norteamericanos que casi le han convertido en una reencarnación de Bill Clinton, Rutelli estrecha manos, sonríe a las cámaras y pronuncia discursos apasionados convencido de estar dando la vuelta a la situación.
Pregunta. Hace un mes El Olivo daba una impresión bien distinta, parecía que las elecciones le interesasen sólo a usted. El primer ministro, Giuliano Amato, anunciaba que no se presentaría, y Massimo d'Alema estaba completamente volcado en su proyecto de un nuevo partido reformista. ¿Qué es lo que ha cambiado?
Respuesta. Todos hemos intervenido en este cambio de línea. Toda la clase dirigente del centro-izquierda se ha lanzado a la batalla, porque sabemos que está en juego el futuro de Italia. Estoy descubriendo la pasión de nuestro pueblo, hasta ahora estaba desanimado, mantenía una posición de desconfianza hacia El Olivo; ahora, por el contrario, ha recuperado la confianza, se han dado cuenta de que la partida no está decidida.
P. También se ha debilitado la posición de Berlusconi.
R. Sí. Nos ayuda la arrogancia de la oposición. Tenemos una derecha que ha dicho de todo: que van a hacer una 'limpieza general'; y no se sabe muy bien qué terremotos hay en el futuro de Italia, un país que necesita estabilidad, cohesión y un fuerte impulso innovador, pero que no destruya la unidad del país. Las continuas declaraciones de Bossi, la alianza con la extrema derecha , la actitud de Berlusconi respecto a las supuestas amenazas recibidas, han llevado a la gente a reflexionar. No es casual que un hombre moderado como Indro Montanelli, que está lejos de ser de izquierdas, haya anunciado que votará a El Olivo porque no le da miedo.
P. El presidente de la República ha reclamado varias veces a las dos coaliciones que moderen el tono del enfrentamiento. No sólo ha amonestado a Berlusconi o a Bossi, sino al centro-izquierda, que presenta a la oposición como una amenaza para la democracia. ¿Cree usted verdaderamente que los italianos se juegan la democracia el 13 de mayo?
R. Mire, mi adversario ha tenido la desfachatez de declarar a un diario alemán que si ganamos las elecciones de 1996, con Romano Prodi, fue gracias a irregularidades en el escrutinio de votos. Según él, se destruyeron 1.200.000 papeletas electorales. Y lo dice en el extranjero. Yo no quiero imitarle, no quiero presentar en Europa un peligro Italia si gana la derecha. Primero, porque estoy convencido de que no ganará. Segundo, porque Italia es un país maduro, y precisamente estas alianzas arriesgadas de Berlusconi harán reflexionar a muchos electores indecisos y pueden restarle las simpatías de los sectores moderados, por eso no quiero hablar de peligros. Hasta el último día voy a hablar de nuestras ideas y de cómo pensamos mejorar Italia.
P. Usted propone un debate televisivo con Berlusconi que no ha sido aceptado.
R. Sí, mi adversario rechaza este debate, y creo que al final esta negativa se volverá contra él. Quiero hacerle tres preguntas, sólo tres, delante de millones de electores. Si rechazara esta propuesta sería un mal gesto hacia los italianos, una prueba de arrogancia o de miedo.
P. ¿Qué preguntas?
R. Son una sorpresa..
P. Muchos italianos culpan también al centro-izquierda, que ha gobernado durante los últimos cinco años, de que en Italia no se haya aprobado una ley seria que regule las incompatibilidades políticas de una persona como Berlusconi, que controla la mitad de las cadenas de televisión del país.
R. Es que, en un primer momento, esta ley estaba ligada a toda la reforma constitucional y de poderes, que se inició con la Bicameral. Berlusconi hizo fracasar aquella mesa de diálogo y, efectivamente, después hemos sido demasiado prudentes, hemos esperado demasiado. Yo he pedido a nuestro partido que retome esta ley, que se aprobó ya en el Senado antes de terminar la legislatura; es una ley equilibrada, europea, que no va contra Berlusconi, porque vale para todos, para Agnelli, para cualquiera. No ha podido ser aprobada completamente, pero, acepto su crítica, habríamos tenido que ser más incisivos, aunque hemos corregido el texto anterior. Yo espero aprobarla en los primeros 100 días de mi Gobierno.
P. Además de los sondeos que dan ventaja al centro-derecha, Berlusconi cuenta esta vez con la benevolencia del stablishment italiano que en 1994 le fue muy hostil. Los sindicatos están divididos, al frente de la Confindustria (patronal italiana) hay una persona próxima a Il Cavaliere, la Iglesia italiana y el Vaticano incluso lo ven con buenos ojos.
R. Es que ha habido un momento en el que parecía que la victoria de Berlusconi estaba hecha, los sondeos le daban una ventaja enorme y mucha gente se ha lanzado a apoyarle, pero ahora que las cosas han cambiado se observa una mayor prudencia. Por ejemplo, nadie ha aceptado formar parte de un eventual gobierno Berlusconi. Las personalidades a las que la derecha había contactado han dicho claramente que no. Por otra parte, no me violenta nada reconocer que mi programa no es el de la Confindustria. Mi programa tendrá en cuenta a la patronal, a los sindicatos, a los comerciantes, a los artesanos, a los parados, será un programa para todo el país. Por eso nuestro lema es 'La Italia de tantos y no de unos pocos'.
P. Hay muchas similitudes en los programas de El Olivo y de la Casa de las Libertades. Usted es partidario de impedir la entrada a los inmigrantes ilegales, y se ha tomado muy en serio la preocupación ciudadana en materia de seguridad. Incluso ha llegado a declarar que revisará la ley del aborto.
R. No, no. No existe una campaña electoral donde sean más claras las diferencias de programa. Mi esfuerzo de estas dos últimas semanas se concentrará en subrayar estas diferencias. Yo no he dicho nada de cambiar la ley del aborto; he dicho que se puede mejorar su aplicación, reforzando la prevención, porque tampoco creo que haya nadie que esté a favor del aborto. Otro tanto digo sobre el tema inmigración. No hemos hecho ni haremos una política que explote el miedo de los ciudadanos como hace la Liga Norte. Ahora bien, sobre la política de inmigración no podemos aceptar que sean las mafias del tráfico de personas las que elijan a los inmigrantes que vienen a Italia. Tenemos que mejorar la ley del asilo, tenemos que darles una oportunidad de trabajo, pero desde luego no podemos aceptar que nos llegue una ola de inmigrantes que descarguen sobre nosotros un montón de problemas. Al mismo tiempo hay un problema de inseguridad ligado también a sectores de la inmigración y no pensamos dejárselo a la derecha, porque es un tema que afecta a nuestra gente, la gente común.
P. Sigue usted los pasos de Romano Prodi, que ganó las elecciones de 1996. Pero su Gobierno cayó en octubre de 1998 por desavenencias internas de la izquierda. Usted tampoco tiene un partido fuerte que le apoye en una coalición difícil.
R. Hoy lo es mucho menos. Y no sólo porque estamos en campaña, sino porque ha resurgido la realidad de El Olivo. Los militantes de los distintos partidos son los primeros entusiastas. Saben que el centro-izquierda ha ganado sólo una vez las elecciones en este país porque existía El Olivo. Porque no se presentó como una suma de partidos; por eso me he esforzado en unir a las fuerzas del centro: cuatro partidos se han fundido en uno, en lugar de ocho siglas tenemos cuatro y eso ayudará a evitar el problema que Prodi tuvo.
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