Tormenta política en Italia tras el ataque de 'The Economist' a Berlusconi como un hombre inadecuado para gobernar
El empresario se querella contra la revista, que ha reabierto el debate público sobre el pasado del político
En el editorial titulado '¿Idóneo para guiar Italia?', The Economist dice: 'En cualquier democracia que se respete sería impensable que un hombre que está a punto de ser elegido primer ministro haya estado hace poco bajo investigación judicial, entre otras cosas, por blanqueo de dinero, complicidad en homicidio, relaciones con la Mafia, evasión fiscal, corrupción de políticos, jueces y Guardia de Finanzas. Pero el país es Italia y el hombre es Silvio Berlusconi, seguramente su ciudadano más rico'. El semanario responde a la interrogación del título con un rotundo no. 'Tal y como demuestra nuestra investigación, Berlusconi no es la persona idónea para guiar el Gobierno de ningún país, menos todavía una de las democracias más ricas del mundo'. Según The Economist, que ayer se reafirmó en la veracidad de todas sus informaciones, Berlusconi se ha negado también a responder a las preguntas que le ha enviado el semanario.
El artículo suscitó ayer una enorme polémica en Italia antes de que la revista llegara a los quioscos, porque algunos diarios italianos, entre ellos La Repubblica, lo reprodujeron tomándolo de la edición on line del semanario. La reacción de Berlusconi no se hizo esperar. A primera hora de la tarde, Fininvest difundía una nota en la que anunciaba acciones judiciales y descalificada la información. The Economist, decía la nota, 'ofrece a sus lectores, definiéndola como fruto de una investigación, la reproducción en fotocopia de las calumnias más infamantes que se han hecho en los últimos tiempos a Fininvest y a su fundador, Silvio Berlusconi. Una secuela de acusaciones que han sido archivadas y de hipótesis cuyo solo enunciado es un insulto a la verdad y a la inteligencia'.
La polémica sirvió inmediatamente para atizar el fuego de una campaña electoral particularmente áspera. El propio Berlusconi se negó a hacer comentarios y despachó la información de The Economist con una sola frase: 'Es pura basura'. Los líderes del centro-izquierda no ocultaron su satisfacción. El primer ministro, Giuliano Amato, dijo haber leído el artículo, 'estoy suscrito a The Economist', precisó, y dijo que viene a subrayar algo que 'ya sabemos, los italianos tenemos un serio problema ante nosotros'. A juicio de Amato, el conflicto de intereses que representa un Berlusconi primer ministro es evidente. Arturo Parisi, líder de Los Demócratas, reclamó respuestas a Il Cavaliere, aunque precisó: 'No necesitamos que los ingleses nos señalen estas cosas'. La reacción de los aliados de Berlusconi fue de indignación. El ex presidente Francesco Cossiga, que apoya a la Casa de las Libertades (Polo más la Liga Norte) se mostró desolado. 'Me duele mucho que The Economist, un periódico históricamente equilibrado, haya venido a Italia a recoger inmundicia del basurero en lugar de hacer, como es habitual, sus propios análisis'. Tanto Cossiga como Pierferdinando Casini, otro de los más fieles socios políticos de Berlusconi, consideran que los artículos del semanario británico son en realidad 'una ofensa a Italia'.
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