Una campaña electoral que se calienta
Los informativos de la Rai (Radiotelevisión pública italiana) dieron ayer amplia cobertura a la investigación del semanario The Economist sobre Silvio Berlusconi. El currículo empresarial de 'Il Cavaliere', sus procesos judiciales, la opacidad de las operaciones financieras que nutrieron el imperio Fininvest en sus orígenes, todos los temas que suscita el prestigioso semanario, son conocidos, o deberían serlo al menos a grandes rasgos por los italianos, especialmente después de que fueran abordados por el periodista Marco Travaglio en un programa de la Rai el mes pasado.
Travaglio, coautor de L'Odore dei Soldi, un libro que recoge una serie de graves acusaciones tanto financieras como penales contra Berlusconi y se ha convertido en un éxito editorial, lo explicó todo detalladamente ante las cámaras al contestar a las preguntas del humorista Daniele Lutazzi. El escándalo fue gigantesco, temblaron los pilares de la Rai, y luego se olvidó todo. Sin embargo, las encuestas de opinión no se vieron alteradas por tan brutales revelaciones (que tampoco eran extraordinariamente novedosas habida cuenta de que el año anterior la revista L'Espresso había tratado ya el tema), ni se debilitó el apoyo de los italianos a 'Il Cavaliere'. Está por ver cual será ahora el impacto real del escándalo provocado por las acusaciones de The Economist que además, en el mejor estilo de superioridad británica, le da un buen repaso a los italianos, a sus deficientes instituciones y a su aún más deficiente fe en ellas. Puede que el ciudadano de a pie de centro-derecha se ofenda y el de centro-izquierda se avergüence al ver citadas en grandes titulares, y en inglés, las anomalías de su país.
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