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La policía halla muestras de uranio en una casa de Bogotá

El hallazgo de 600 gramos de óxido de uranio en un laboratorio casero de un barrio de Bogotá ha conmocionado, si esto aún es posible, a la sociedad colombiana, que conoció el hecho por un informe publicado el pasado lunes por la revista Semana, en el que se decía que Colombia es un país de tránsito del tráfico ilegal de elementos radiactivos para la 'fabricación de mortíferas armas nucleares'.

A la alarma ha seguido la confusión. La historia, en la que algunos afirman que está enredada la mafia rusa, empezó hace más de un mes. La policía secreta colombiana (DAS) recibió información sobre tráfico ilegal de uranio, que llevó al allanamiento el 15 de marzo de una casa en una zona residencial de Bogotá. Allí se hallaron dos muestras de óxido de uranio con una concentración del 62% y 74%, respectivamente, propiedad de Alfonso Sandoval, quien fue detenido en Madrid por un delito de narcotráfico en 1992, cuando pretendía viajar de España a Italia.

Sin embargo, la fiscalía colombiana ha puesto en libertad condicional a Sandoval basándose en un informe del Instituto de Investigación e Información Geocientíficas (Ingeominas) que rechaza el alarmismo de las versiones periodísticas. Según el Ingeominas, el material encontrado es uranio en forma de óxido y no enriquecido -es decir, no radiactivo-, no alcanza una cotización de 1,5 millones de dólares (unos 285 millones de pesetas) en el mercado internacional y además, recuerdan los técnicos, sólo Argentina y Brasil, de toda América Latina, tienen la infraestructura necesaria para enriquecer el uranio.

Pese a todo, la DAS continúa las investigaciones, a la espera de la próxima llegada al país de expertos del FBI, intrigada por las contradicciones en la declaración del implicado. Sandoval dijo, por ejemplo, que un viaje reciente a Rusia lo hizo por invitación del Gobierno de ese país, lo que fue desmentido por la Embajada rusa en Bogotá. También hay contradicciones sobre de dónde salió el uranio. Sandoval dijo primero que lo extrajo de su finca en Ocaña, población del noreste del país, y luego que lo compró. El Ingeominas dice que no existen en Colombia yacimientos de uranio. El misterio continúa.

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