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El centro de élite MIT decide ofrecer 2.000 cursos gratis por Internet

El centro, vinculado a veinte premios Nobel, rechaza la 'privatización del conocimiento'

El espectacular campus virtual se llamará MIT OpenCourseWare y en él se expondrán lecciones, apuntes, directrices, bibliografías, lecturas, vídeos de clases y trabajos correspondientes a las cinco clásicas Escuelas (Facultades) de esta universidad de élite: Arquitectura y Planificación; Ingeniería; Humanidades, Artes y Ciencias Sociales; Gestión; y Ciencia. El centro no dará títulos a quienes sigan sus cursos en línea.

'Es un audaz golpe que cambiará el modo en que la red se usa en la educación superior', decía ayer el presidente del MIT, Charles Vest, en el comunicado en que daba la noticia en su sitio de internet (www.mit.edu). 'Con los contenidos colgados para que los use todo el que lo desee, el MIT proporcionará una extraordinaria serie de recursos, de forma gratuita, que los usuarios podrán adaptar a sus necesidades'.

En coste medio de un curso en las universidades privadas norteamericanas ronda los 26.000 dólares (casi 5 millones de pesetas) a los que hay que sumar gastos de vivienda, alimentación, libros y otros. Es una gravosa carga económica que se traduce en una 'privatización del conocimiento' que quiere contrarrestar esta decisión, según Steven Lerman, director de la asociación de profesores del MIT, quien, en declaraciones a The New York Times, revelaba ayer que 'vender el producto a cambio de un beneficio económico les resultaba menos atractivo a los profesores que dar con los medios de extenderlo del modo más amplio'.

Internet constituye un ámbito que las universidades llevan tiempo explotando, unas veces con cursos para los propios estudiantes matriculados en las facultades de ladrillo y cemento, y otras con programas de educación a distancia previo pago. David Brady, rector de Stanford, universidad pionera en el uso de Internet situada en el corazón del Silicon Valley, reconoce que el MIT ha cambiado las reglas del juego y puesto en marcha un experimento que habrá que observar con atención.

El MIT tiene casi mil profesores (incluidos varios Nobel de física, química, economía y biología) que imparten clases a algo menos de 10.000 alumnos en cursos que van desde primero de facultad al más cualificado posgrado.

A la pregunta de si el hecho de poner todos los recursos en la red no irá en detrimento de la participación estudiantil en las clases, extremadamente intensa en la universidad norteamericana, responde Vest con un taxativo no: 'Nuestro gran activo es la gente y la experiencia del profesorado trabajando junto a los alumnos en aulas y laboratorios, y los estudiantes aprendiendo unos de otros. No creo que estemos abandonando el valor directo que ofrecemos a los estudiantes'.

La mayoría del profesorado aprueba la idea, aunque durante el debate no faltaron los escépticos, con objeciones que van desde las económicas -el proyecto costará más de 18.000 millones de pesetas, a los que hay que sumar el lucro cesante de la institución- hasta el supuesto riesgo de degradación de la calidad de los cursos, pasando por los problemas de propiedad intelectual de los profesores. Lerman no descarta que pueda haber profesores que impongan un doble rasero de calidad, con el nivel premium para los alumnos que sigan sus cursos en vivo.

El MIT espera que los ingentes recursos intelectuales que va a liberar sean aprovechados a fondo por centros docentes e individuos de todo el mundo, y se ofrece como ejemplo: 'Si otras universidades siguen este modelo, se creará una vasta colección de recursos educativos que desarrollará y extenderá el intercambio de ideas'.

Cynthia L. Breazeal, investigadora del MIT, conversa con Kismet, un robot creado por ella.
Cynthia L. Breazeal, investigadora del MIT, conversa con Kismet, un robot creado por ella.AP

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