El regreso del 'superministro' Cavallo siembra la desunión en el Gobierno argentino

Por una parte, los parlamentarios del Frepaso no están dispuestos a votar a favor de los poderes especiales reclamados por De la Rúa al Congreso; por otra, los sindicatos empiezan hoy las movilizaciones que continuarán mañana con una convocatoria de paro general. Ayer, grupos de estudiantes cortaron algunas calles y ocuparon recintos universitarios, al tiempo que un artefacto estalló frente a las oficinas de desempleo.

El problema no es Cavallo sino el paquete de medidas económicas que pretende aplicar el Gobierno, que constituyen un golpe de mercado, señalaron desde las filas frepasistas. Un portavoz de la Central de Trabajadores Argentinos subrayó que no se trata de introducir cambios en el Gabinete 'con caras que ya conocemos', en referencia a Cavallo.

López de la Rúa confirmó ayer, en Santiago de Chile, en la asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo, la incorporación de Cavallo. 'El señor Ricardo López Murphy es el ministro de Economía, y ciertamente se incorporará al Gabinete Domingo Cavallo. Son economistas de alto prestigio que coordinarán entre sí las acciones, cada uno en sus distintos campos, con los objetivos comunes del Gobierno', dijo.

El primer ministro in péctore tiene experiencia en la labor de bombero. El presidente De la Rúa ha recurrido a él con la esperanza de que su experiencia y su buena imagen internacional allanen el camino hacia una reducción del déficit público en 2.000 millones de dólares y hacia una renegociación de la deuda argentina, estimada en torno a los 160.000 millones de dólares.

Un problema añadido con el que se topa De la Rúa es la decisión ayer de Standard & Poor's de revisar a la baja la confianza crediticia de Argentina, lo que tendrá un impacto inmediato en los intereses a pagar en los llamados bonos cero.

Cavallo, hoy líder del pequeño Partido Acción por la República, se estrenó como apagafuegos desde la presidencia del Banco Central en 1982, en plena dictadura militar. Inició la estatización de la deuda externa privada a base de un sistema de indexación de los seguros de cambio con el aval del Banco Central. El resultado fue la reducción de la deuda privada y el aumento de la pública. Cinco años después, el Gobierno de Raúl Alfonsín denunció que aquellos seguros de cambio costaron 7.000 millones de dólares al Estado, y la medida se conoció popularmente como un cavallazo.

En 1991, el peronista Carlos Menem nombró a Cavallo como superministro de Economía, desde cuyo puesto puso en pie el plan de convertibilidad que establece la paridad del peso con el dólar. La hiperinflación cayó en picado, pero desde entonces la política monetaria argentina está sujeta a la camisa de fuerza de la convertibilidad.

Por tercera vez y diez años después de su última llegada al poder, vuelve Cavallo en situación de emergencia nacional. Ha dicho que si el país le necesita (así piensa al menos el presidente) él y su partido están dispuestos a entrar en el Gobierno. Pero ha puesto algunas condiciones, como un amplio acuerdo político, la concentración de poderes del Ejecutivo y Legislativo (en otras palabras, poderes especiales), reestructuración de la deuda, la negociación directa con la Administración de Estados Unidos, dejando en un segundo plano al Fondo Monetario Internacional, y una mejora de la competitividad a base de bajar los impuestos.

De entrada, Cavallo se propone recomponer el poder político, ante la fractura de la Alianza y la oposición del peronismo. Quienes conocen al ex ministro de Menen están convencidos de que si la última jugada de De la Rúa llega a buen puerto, Cavallo se convertirá en un primer ministrio con poder real, dejando al presidente en un papel mucho más decorativo, y aseguran que sólo él podría pilotar una eventual salida de la convertibilidad para pasar a una canasta de monedas que incluiría el dólar, el yen y el euro.

Los grandes interrogantes

La situación con Cavallo de primer ministro abre numerosos interrogantes. Para empezar, quién controlará el área económica del Gobierno. López Murphy (autor del polémico plan de ajuste que rechazan en la calle los sindicaros) ha sido ratificado en su puesto por el presidente. Al menos, de momento.

Los argentinos miran incrédulos al televisor o las primeras páginas de los diarios. Diez años después, el único político argentino que puede salvar al país es una vieja cara conocida. ¿No hay realmente savia nueva entre la clase política? No hay que olvidar, por otra parte, que Cavallo nunca ha conseguido llegar al poder político por la vía de las urnas. En sus tres intentos como candidato, a gobernador, presidente de la República y jefe del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires nunca logró los votos suficientes.