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Las 9 centrales de ciclo combinado que proyecta Subirà emitirían 9,8 millones de toneladas de CO2

La planta proyectada por Enron equivale al 33% de la actual producción eléctrica de Cataluña

Las centrales térmicas de ciclo combinado ponen en evidencia el complicado juego de posibilismos, contradicciones e intereses cruzados entre las políticas energéticas y ambientales. Por una parte, la tecnología de ciclo combinado es la opción más eficiente que una central térmica puede utilizar, o sea la que genera menos emisiones contaminantes por unidad de energía producida. Pero, por muy eficientes que sean, estas centrales siguen utilizando combustibles fósiles y, por tanto, generando CO2.

Así, la central que la multinacional norteamericana Enron quería instalar en Móra la Nova hubiera producido anualmente cerca de cuatro millones y medio de toneladas de dióxido de carbono (CO2). Es una cantidad muy elevada, capaz por sí sola de afear el cómputo global de emisiones en Cataluña de forma visible. Pero es muy inferior a la que se obtendría en otro tipo de centrales térmicas.

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Una tecnología que aprovecha al máximo la energía que utiliza

Las centrales térmicas de ciclo combinado tienen una eficiencia energética muy alta, del orden del 55%. Gracias a ello, sólo emiten unos 340 gramos de CO2 por kilovatio hora producido, una cifra muy inferior a los 884 gramos de determinadas centrales que utilizan carbón. Con una potencia de 1.600 megavatios, la central proyectada por Enron tendría, calculando la actividad habitual en este tipo de centrales en funcionamiento continuo, unas 8.000 horas anuales de actividad. Un sencillo cálculo nos indica que, con sus 12.800 millones de kilovatios hora, habría producido unos 4,35 millones de toneladas de CO2 al año. En el caso de los nueve grupos que propone el consejero Subirà, la potencia sería de 3.600 megavatios, con una producción a pleno rendimiento de 28.800 millones de kilovatios hora y unas emisiones de CO2 de 9,8 millones de toneladas al año.

Tecnologías como la de ciclo combinado producen menos CO2 por kilovatio, pero eso no significa que la cantidad total de dióxido de carbono producido no siga aumentando incesantemente.

Preguntado por este diario, el Departamento de Medio Ambiente ha declinado facilitar los actuales datos de emisión de CO2 en la atmósfera. La última cifra hecha pública se refería a una estimación sobre las emisiones totales de CO2 a principios de los años noventa, según la cual, en el conjunto del territorio catalán se podían producir anualmente 25,6 millones de toneladas de este gas. Si diéramos esta cifra por válida, la central de Enron produciría, ella sola, el 17% de todas las emisiones estimadas hace 10 años en Cataluña. Y los nueve grupos representarían el 38%.

Algunos expertos, sin embargo, piensan que la estimación de hace 10 años se quedó corta y calculan que las emisiones podían ser ya en 1990 de unos 35 millones de toneladas anuales. Desde entonces sólo se sabe una cosa: que las cifras de emisiones ha aumentado.

El problema del CO2 no es de orden menor. Si no se corrigen las tendencias actuales de incremento en la emisión de los gases de efecto invernadero, el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de la ONU considera que la temperatura media de la tierra podría aumentar unos 6 grados a lo largo del siglo XXI. Este incremento de la temperatura terrestre tendría efectos catastróficos en amplias zonas del planeta, y la única manera de tratar de evitarlos es reducir las emisiones de CO2 y de otros gases, como han debatido recientemente representantes de 100 países reunidos en Ghana.

Las centrales de ciclo combinado tienen la ventaja de que, al utilizar gas natural, no generan óxidos de azufre. Sin embargo, sí que generan óxidos de nitrógeno: a un nivel de emisión aproximado de 0,1 gramos por cada kilovatio hora, una central como la proyectada en Móra la Nova difunde a la atmósfera unas 1.300 toneladas de óxidos de nitrógeno anuales. Y los nueve grupos emitirían 2.800 toneladas. Se trata de cantidades notables, aunque no llegan a representar ni el 2% de las 150.000 toneladas de óxidos de nitrógeno que se estimaba que producía Cataluña hace 10 años.

Los óxidos de nitrógeno pueden producir efectos negativos por dos motivos: provocan la producción de ozono y, al combinarse con el agua, se forman compuestos ácidos que podrían acarrear problemas de lluvia ácida. Aunque en las comarcas de Tarragona la naturaleza calcárea dominante neutralizaría los efectos del ácido, faltaría comprobar los efectos de la deposición directa sobre la vegetación.

Con sus 1.600 megavatios, una central como la prevista en Móra la Nova hubiera supuesto el 20% de la potencia energética instalada en Cataluña, cifrada en unos 8.000 megavatios, y habría producido cantidades muy notables de energía: con sus 12.800 millones de kilovatios hora, representaría el 33% del total de la producción eléctrica catalana actual, cifrada en 1999 en 38.697 millones de kilovatios hora. Los nueve grupos, con 3.600 megavatios, representarían, una vez en funcionamiento, el 45% de la potencia instalada y, con 28.800 millones de kilovatios hora, el equivalente al 74% de la producción eléctrica actual.

A efectos comparativos, hay que tener en cuenta que todos los parques eólicos que se proyectan en Cataluña producirían, juntos, entre 2.400 y 3.600 millones de kilovatios hora, o sea, entre tres y cinco veces menos que la central de Enron y entre el 8,3% y el 12,5% de la producción de los nueve grupos que propone Subirà.

Transporte de una turbina para la central de ciclo combinado de Sant Adrià de Besòs.
Transporte de una turbina para la central de ciclo combinado de Sant Adrià de Besòs.MANOLO S. URBANO

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