Científicos británicos presentan pruebas directas del aumento del efecto invernadero desde 1970
Los datos tomados desde dos satélites, en 1970 y en 1997, han permitido a un equipo científico británico obtener pruebas directas del aumento, o reforzamiento, del efecto invernadero terrestre que está provocando el cambio climático. 'Los resultados que presentamos proporcionan, que sepamos, la primera observación experimental de cambios en la radiación de longitud de onda larga saliente de la Tierra [infrarrojos] y, por tanto, del efecto invernadero', afirman los investigadores en el artículo que publican hoy en la revista Nature. 'Los estudios previos se habían limitado a simulaciones teóricas debido a la escasez de datos', señalan.
El aumento del efecto invernadero, puntualizan, 'es consistente con el preocupante forzamiento de radiación climático'. Dicho forzamiento mide el efecto de los gases de efecto invernadero sobre el clima al relacionar la cantidad de radiación solar que recibe la Tierra con la radiación infrarroja que sale de ésta. La atmósfera actúa como un invernadero porque retiene parte de la radiación infrarroja y al aumentar la concentración de gases como el dióxido de carbono, aumenta la temperatura media del planeta produciéndose el cambio climático.
Lo que este equipo, del Imperial College de Londres, ha hecho es comparar los datos tomados en 1970 y 1971, con un detector del satélite estadounidense Nimbus 4, con los registrados en 1996 y 1997 mediante un instrumento equiparable codel satélite japonés Adeos. La comparación entre los datos establece 'de forma inequívoca' que cambios significativos en las emisiones terrestres de gases de efecto invernadero han provocado el cambio de dicho fenómeno en el planeta en ese período de tiempo (27 años), afirman los científicos británicos.
John Harries y sus colegas, han comparado espectros de radiación infrarroja global y de una región concreta del océano Pacífico, constatando el aumento del reforzamiento del efecto invernadero. Para poder manejar los datos, han eliminado por ordenador el efecto de las nubes. Además, han comprobado que los datos de los dos satélites tienen resolución comparable y han tenido en cuenta la variabilidad estacional.
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