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CRECIMIENTO ECONÓMICO

La economía española superó por primera vez los 100 billones de pesetas

El crecimiento fue del 4,1%, aunque se desaceleró a final de año por el enfriamiento del consumo

Las familias españolas han levantado el pie del acelerador y ya no gastan al ritmo en que lo hicieron en la primera mitad del pasado año. El frenazo ha sido radical en el cuarto trimestre, y así lo reflejan las cifras de la contabilidad nacional publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que valoran en 100,8 billones de pesetas la riqueza nacional (a precios corrientes; es decir, sin descontar la inflación). Es la primera vez que el producto interior bruto (PIB) español supera los 100 billones, cuando la previsión oficial se había quedado en 99,9.

Esa cifra, traducida en términos reales (descontada la inflación), arrojó el pasado año un crecimiento medio del 4,1% (una décima más que en 1999), un ritmo bastante alto que se mantiene desde el año 1997. Pero ahora se adivina un cambio de tendencia debido a que el consumo se ha enfriado. En el último trimestre, el crecimiento se ha reducido al 3,8%, y si no hubiera sido por el sector exterior, la desaceleración habría sido más pronunciada.

El consumo total (representa el 60% de la riqueza nacional) creció durante 1999 y la primera mitad de 2000 por encima del 4%. En el último trimestre del pasado año ha caído hasta el 2,8%, siete décimas menos que en el tercero. Mientras crece de forma moderada el consumo de bienes alimenticios, baja el de productos duraderos. El ejemplo más claro es el de la matriculación de coches, con una tasa negativa del 12,6%.

Las razones son, en parte, cíclicas. Durante todo 1999 y en la primera parte de 2000, el nivel de equipamiento de las familias ha mejorado de forma notable. Además, la aceleración de los precios en la segunda mitad del año ha mermado el poder adquisitivo de los salarios. Los tipos de interés subieron y se han encarecido las hipotecas. La gasolina, los gasóleos y el gas natural han elevado sus precios y se ha perdido dinero en Bolsa, donde las familias españolas tienen depositado un 35% de sus ahorros.

480.000 empleos

Ha bajado también el ritmo de creación de empleo. El crecimiento medio del ejercicio fue del 3,3%, lo que ha supuesto una creación de 480.000 puestos de trabajo, frente a un 3,6% el año anterior (477.000 empleos). Ese crecimiento ha bajado al 3% en el último trimestre, con una pérdida neta de empleo en el sector de agricultura y pesca.

Todos estos factores explican que hayan cambiado las tornas para la economía española. Los primeros en tomar nota han sido los empresarios, cuyos planes de inversión también se han frenado en la segunda mitad del pasado año. La inversión ha cerrado el año con una tasa media de aumento del 5,9%, por debajo del 8,9% de 1999. En el último trimestre baja al 4,4%, en especial por la inversión en bienes de equipo, cuya tasa de aumento se limita a un modesto 1,4%.

Este último es uno de los indicadores, entre los publicados ayer, que los analistas ven con más preocupación. Lo que los empresarios están dispuestos a invertir en bienes de equipo dice mucho de sus expectativas de futuro. El otro indicador de inversión, el de la construcción, mantiene, por el contrario, un buen tono. Esto es debido a la obra civil en infraestructuras (carreteras, ferrocarril y regadíos), ya que se ha registrado una menor actividad en la edificación de viviendas.

En conjunto, la demanda interna (consumo e inversión) ha crecido un 4,2% el pasado año, frente a un 5,5% el anterior, y ha caído hasta el 3,3% en el último trimestre. Con estos resultados, y si no se hubiera contado con el colchón del sector exterior, el enfriamiento económico habría sido más intenso. En el cuarto trimestre, la aportación del sector exterior ha sido positiva en medio punto. En el conjunto del año, la aportación negativa se ha reducido a una décima, cuando el año anterior restó 1,5 puntos.

Este cambio en el patrón de crecimiento de la economía española, más volcado en el sector exterior que en la demanda interna, deja ver luces y sombras. La parte positiva es que una menor presión de la demanda interna debe traducirse en menos inflación. Lo preocupante es si una mayor dependencia exterior como la que se dibuja en el horizonte hará a la economía española más vulnerable a una parálisis mundial.

Revisión a la baja

De momento, los analistas han decidido someter a revisión sus estimaciones para 2001 tras los resultados del cuarto trimestre. El consenso se sitúa entre el 3,2% y el 3,1%, cuando el objetivo del Gobierno es el 3,6%. Ahora todos tienen la vista puesta en el preocupante dato de inflación en Estados Unidos (el 0,6% de aumento en enero) y en el temor a que la Reserva Federal no facilite la recuperación económica con una nueva rebaja de tipos.

En la zona euro, la situación no pinta tan negra. Anteayer se conoció el dato de la producción industrial, que se saldó con un considerable aumento del 8% el pasado año (un 1,7% en el caso de España). Los datos de cierre del crecimiento económico aún no se han dado a conocer, aunque ayer el economista jefe del Banco Central Europeo, Otmar Issing, señaló que el crecimiento económico para 2001 'puede ser un poco inferior a lo previsto'.

El Bundesbank también apunta en esta dirección. En su informe mensual correspondiente a febrero, el banco central alemán dice que hay 'riesgos coyunturales' de debilitamiento de la economía de los 12 países adscritos a la moneda única; 'han aumentado' a causa de la lentificación de la economía norteamericana.

Los empresarios alemanes, por su parte, mantienen una cierta esperanza en que la situación remontará pronto. Según el informe IFO difundido ayer, el clima empresarial mejoró, contra todo pronóstico, en enero, por primera vez desde mayo de 2000. En esa tónica de relativo optimismo se inscriben los recientes comentarios del presidente de la Reserva Federal de EE UU, Alan Greenspan, y del mensaje de confianza del G-7 el pasado fin de semana en Palermo (Italia).

El efecto de las 'vacas locas'

Aún así, la producción agraria y pesquera ha pasado de registrar una tasa negativa del 3,1% el pasado año, a lograr un crecimiento del 1,5% en 2000. Otro sector que ha tirado con fuerza es el energético (del 2,2% al 10,6%) y, en menor medida, la industria (del 3,2% al 3,9%). En el sector servicios ha habido, por el contrario, un retroceso (del 4% al 3,6%). En todos los sectores, salvo el agrario, se ha producido un retraimiento en el cuarto trimestre.Las rentas generadas en el proceso productivo se repartieron entre remuneración de asalariados y excedentes de explotación (beneficios empresariales) con una evolución diferente. La masa salarial registró un aumento del 8,2% frente al 7,2% el año anterior. Los excedentes crecieron un 6,9% frente al 5,4% en 1999. Estos últimos aumentan de forma acelerada a lo largo del año, mientras que la remuneración de asalariados se aplaca en la segunda parte, lo que coincide con la menor creación de empleo. Si se cuenta la media por trabajador, el aumento ha sido del 4%, un punto más que en 1999. La renta disponible de las familias ha crecido un 7% el pasado año y dado que el consumo final aumentó un 7,8% se desprende que la tasa de ahorro se ha reducido dos décimas, desde el 12,1% de 1999 hasta el 11,9% en 2000.En cuanto a la posición de la economía española frente al exterior, el deterioro ha sido considerable como consecuencia del elevado déficit comercial. La necesidad de financiación se ha duplicado hasta alcanzar 2,24 billones de pesetas, un 2,2% del PIB.

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