El Gobierno y el PSOE están dispuestos a pactar la aplicación de la Ley de Extranjería
Pese a la inicial reacción despectiva del Ejecutivo a la oferta lanzada el pasado jueves por Rodríguez Zapatero para pactar la política de inmigración, el Gobierno se muestra ahora dispuesto a abrir una negociación con el PSOE. Así lo manifestaron ayer el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, y el ministro portavoz, Pío Cabanillas. Ambos pusieron una primera condición: que el PSOE no exija la modificación de la Ley de Extranjería.
Rajoy y Cabanillas precisaron que el ámbito de negociación sería el de la posición de España de cara a la Unión Europea, el Reglamento de la Ley de Extranjería, las políticas de inmigración y, sobre todo, que los inmigrantes que busquen trabajo en nuestro país sigan los cauces legales. El portavoz pidió también al PSOE que demuestre una interlocución 'clara y definitiva'.
Por su parte, el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque no renuncia a modificar la Ley de Extranjería para reconocer más derechos a los inmigrantes, no quiere convertir esa aspiración en un obstáculo infranqueable para pactar con Aznar. Está dispuesto a negociar con el presidente del Gobierno la aplicación de la Ley de Extranjería y la adopción de otras medidas con la vista puesta en alcanzar un pacto de Estado, según señalaron a EL PAÍS fuentes próximas a Zapatero. 'Más que la ley, lo importante es que la realidad social no divida la convivencia. De lo que se trata es de pactar la política de inmigración. Dentro de unos años habrá en España el doble de inmigrantes, y lo importante es acordar políticas de integración', añadieron las mismas fuentes.
'Papel mojado'
Zapatero apuesta por conseguir en materia de inmigración un acuerdo como el que logró con Aznar en materia antiterrorista. 'De hecho, la Ley de Extranjería ya es papel mojado, y no se cumple. Los inmigrantes sin papeles se reúnen, negocian y se manifiestan, saltándose una norma aprobada en diciembre', señalan colaboradores del líder socialista.
Tampoco le importaría al secretario general del PSOE que la entrevista con el presidente del Gobierno se realice de manera reservada, como la que protagonizaron poco antes de la firma del pacto antiterrorista. Igual que entonces, el líder socialista no se ha desanimado por la primera reacción, despectiva, del Gobierno a su oferta, que el portavoz gubernamental tildó de 'insólita' y 'profundamente decepcionante' el pasado viernes. Zapatero quiere aprovechar la conversación con Aznar para abordar otros tres asuntos susceptibles de pacto: Justicia, financiación autonómica y Plan Hidrológico Nacional.
Los socialistas apurarán el plazo disponible para presentar recurso de inconstitucionalidad a la Ley de Extranjería, que termina el 23 de marzo, para examinar la voluntad negociadora del Gobierno y actuar en consecuencia. Ése fue uno de los acuerdos de Zapatero con los barones de su partido en la reunión que celebró el Consejo Territorial del PSOE el pasado jueves, tras el anuncio de los presidentes socialistas de Aragón, Castilla-La Mancha y Baleares de que podrían recurrir la ley por su cuenta.
El portavoz socialista en el Congreso, Jesús Caldera, tras insistir en que no pone condiciones previas a la negociación, señaló que si ésta fracasa, el PSOE pasaría al enfrentamiento. La negociación no será fácil. El Gobierno sospecha que el PSOE quiere endosarle su hipotética decisión de recurrir al Constitucional, y el PSOE cree que Aznar no facilitará a Zapatero otro éxito como el que le supuso el Pacto Antiterrorista.
