Pujol reclama a Marruecos más control policial sobre sus fronteras
Jordi Pujol rompió ayer, en la última jornada de su visita oficial a Marruecos, el tono prudente con el que se había referido a la política del actual Gobierno marroquí durante los tres días que ha permanecido en este país. Minutos antes de ser recibido en audiencia por el rey Mohamed VI, el presidente de la Generalitat de Cataluña reclamó a las autoridades marroquíes que incrementen el control policial en el Estrecho para frenar la emigración ilegal hacia España y agilicen las reformas de una Administración excesivamente lenta.
El presidente catalán aprovechó su estancia en Tánger, desde cuyas playas parten la mayoría de pateras que cruzan el Estrecho, para recordar al Gobierno del socialista Abderramán Yussufi que el problema de la emigración no es sólo responsabilidad del país de destino. 'España también tiene derecho a que Marruecos haga lo que le toca, que es un control más efectivo de sus fronteras', sentenció Pujol en un gesto de apoyo al Ejecutivo de José María Aznar, quien reclama medidas semejantes.
No obstante, el presidente catalán se limitó a transmitir este mensaje a las autoridades civiles y evitó mencionarlo durante su entrevista de casi una hora con el monarca alauí. Pujol, a quien el rey condecoró con el Gran Cordón Wissam al Alaui -la segunda distinción que se concede en este país-, elogió el esfuerzo que está haciendo el Gobierno marroquí en el campo de los derechos humanos: 'Marruecos va por el buen camino', dijo.
Pujol ha viajado a Marruecos acompañado por la consejera de Gobernación, Núria de Gispert, y uno de sus objetivos era arrancar de las autoridades de Marruecos una mínima concesión que pudiera dar una salida al problema del medio centenar de niños marroquíes desamparados que viven en Cataluña y que rechazan la tutela de la Generalitat. El ministro de Justicia y presidente de la Fundación Hassan II, Omar Azziman, ha rechazado todas las propuestas catalanas para repatriar a estos chavales, que viven en las calles de Barcelona en pésimas condiciones. De Gispert se comprometió a llevar a estos chicos a Marruecos después de localizar a sus familias, subvencionar sus estudios y encontrarles posteriormente un trabajo en Cataluña para así concederles la residencia. E incluso, ayudar en la construcción de un centro de formación profesional en Marruecos.
Omar Azziman no quiso responsabilizarse de estos niños y sólo se comprometió a estudiar el expediente de diez de ellos.
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