El Gobierno navarro acepta congelar las harinas cárnicas hasta poder incinerarlas en una cementera
Navarra será la primera comunidad española en congelar sus materiales específicos de riesgo como método de almacenamiento previo a la incineración. El acuerdo da por zanjado el duro enfrentamiento generado ante la negativa de los entes municipales de Pamplona y su comarca a permitir el enterramiento en un vertedero de las harinas desnaturalizadas, que el Gobierno de UPN pretendía llevar a cabo en el centro de tratamiento de residuos de Góngora, junto a Pamplona.
La pasada semana el Ejecutivo que preside Miguel Sanz amenazó con iniciar acciones penales y civiles contra los responsables de la Mancomunidad si no se levantaba una prohibición que había sido apoyada por PSN, IU-EB, CDN, EH y municipios independientes. El director general de Medio ambiente del Gobierno foral, José Ignacio Elorrieta, emitió incluso un informe técnico en el que señaló que no existía lugar alguno con las características adecuadas para almacenar tales harinas y que la actuación 'obligada' era el enterramiento en vertedero controlado, según el artículo 5.2 del Real Decreto 1911/2000, que regula la destrucción de los materiales MER.
Sin embargo, nadie reparó en la posibilidad de congelar tales harinas y los responsables y los técnicos de la Mancomunidad, que habían mantenido una oferta de diálogo permanente al Gobierno foral, han conseguido en las últimas horas convencer a los funcionarios y consejeros para congelar los despojos de riesgo. 'Hemos acertado en el método y además es factible llevarlo a cabo, ya que el proceso no necesita licencias especiales puesto que hablamos de residuos asimilables a los urbanos', manifestó a EL PAÍS el presidente de la Mancomunidad, Javier Iturbe, portavoz del PSN-PSOE en el Ayuntamiento de Pamplona.
Los ayuntamientos insistían en que, una vez arrojadas a la tierra, sería muy difícil recuperar las harinas para su posterior incineración. 'Los expertos nos han confirmado que las harinas enterradas acabarían fermentando antes o después y provocando procesos de putrefacción que podemos evitar'. Aceptado el sistema por ambas partes, la Mancomunidad ultimaba ayer detalles con varias empresas de logística alimentaria ubicadas en la comarca de Pamplona para decidir en cuál de ellas se acabarán almacenando las harinas.
Interrogado sobre por qué el Gobierno de UPN ha declinado defender el enterramiento ante los tribunales y ha aceptado tan repentinamente la solución de congelar, Iturbe se limitó a responder: 'Ahora no queremos polemizar. Sólo agradecer al Gobierno que haya aceptado finalmente nuestra propuesta'. Sanz e Iturbe conversaron telefónicamente para corroborar los términos del acuerdo alcanzado con los responsables del Departamento de Agricultura, Ganadería y Montes.
Cinco toneladas diarias
Las empresas que negocian con la Mancomunidad pueden congelar en frío industrial todas las harinas cárnicas MER que se generen en Navarra durante un año, según señaló Javier Iturbe. Diariamente se producen entre cuatro y cinco toneladas. El coste económico del alquiler de las naves y la congelación rondará los 30 millones de pesetas. A esa cifra habrá que añadirle el costo de los contenedores, que podrían llegar a ser de uso único, permitiendo su posterior destrucción y el reciclaje de los materiales.
Para el almacenaje se necesitará una cámara industrial de al menos 6.000 metros cuadrados de espacio. Las harinas se mantendrán a una temperatura máxima de diez grados bajo cero. Previamente serán sometidas a congelación, alcanzando los 40 grados bajo cero. Cuando dentro de unos cinco meses la empresa Cementos Portland esté lista para comenzar a incinerar los restos, las harinas serán transportadas hasta los hornos de la localidad de Olazagutía. El Gobierno autorizó ayer a su consejero de Agricultura para negociar las ayudas económica para las adaptaciones que la empresa necesite.
Si, por el contrario, Portland no pudiera acoger finalmente las harinas MER desnaturalizadas, la Mancomunidad ha propuesto al Gobierno la construcción de una incineradora específica, cuyo coste se estima en 2.000 millones de pesetas. No obstante, las experiencias llevadas a cabo hasta el momento en Euskadi en hornos cementeros sólo han puesto de manifiesto problemas de apelmazamiento de las mismas por un exceso de grasa. Navarra experimentará con harinas desgrasadas para evitar el problema.
Todos estos extremos serán supervisados a partir de ahora por una comisión especial del Parlamento foral que UPN considera 'ineficaz' e 'innecesaria' pero que el resto del abanico parlamentario consideró conveniente constituir.
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