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Tribuna:DESAPARECE EL GRAN HISTORIADOR DEL CASTELLANO
Tribuna
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Por la España de todos

Estaba a punto de cumplir los noventa y tres años. Como Pedro Laín. Cuando cumplieron los noventa, les dedicó la revista Ínsula un número de homenaje común, y en él escribí: 'Son dos maestros unidos desde hace casi medio siglo en una fraterna amistad ejemplar, por cuanto a ella llegaron, desde posiciones distintas, atraídos por un común amor a la verdad, a la liberal comprensión, a la vida discreta del trabajo intelectual, al servicio, en fin, de una España soñada como espacio de fecunda convivencia'.

Evoco ahora, en confirmación de ello, el recuerdo de la actividad de Lapesa en plena guerra civil. Diego Catalán ha publicado la carta que en mayo de 1937 dirigió don Rafael a don Ramón Menéndez Pidal dándole noticias de los avatares del Centro de Estudios Históricos, aquella empresa formidable que, impulsada por don Ramón, asoció a Américo Castro y Navarro Tomás, a Salinas, Dámaso y Amado Alonso, a Lapesa. Le cuenta: 'Cuando los brutales bombardeos de la aviación suponían un riesgo para los trabajos del Centro recogí (...) todos los ficheros y originales que corrían más peligro'. 'Vamos viviendo', continúa, 'convenientemente adelgazados, con buen ánimo para soportar todo lo que se nos venga encima. Yo tengo la suerte de poder abstraerme enfrascándome en el trabajo, aunque me es imposible leer con tranquilidad'.

Lo destinaron a 'servicios auxiliares' y éstos se concretaron en enseñar a leer y escribir a soldados analfabetos. Y allí mismo, en ese ambiente, ultima la redacción de la que es su obra más difundida, la Historia de la lengua española. Decía él: 'En medio de la contienda fratricida se me brindaba la ocasión de hacer algo por la España de todos'. Con ese espíritu de servir a la lengua como instrumento de unión de todos los españoles, sin distinción de credos e ideas, trabajó hasta el último momento. Todavía hace pocos meses me hablaba de los proyectos que le esperaban. Eran, sobre todo, los compromisos pendientes con el ambicioso programa esbozado por Menéndez Pidal y, fundamentalmente, el Glosario del primitivo léxico íbero-románico que don Ramón le encargó en 1927. Por encargo de la Academia prepara su fiel colaborador, don Manuel Seco, la edición del borrador: más de dos mil folios. Pero queda la documentación completa para la preparación de la obra total.

En esta hora de duelo y homenajes estoy seguro de que don Rafael nos repetiría la petición que Antonio Machado puso en boca de Giner de los Ríos: 'Hacedme / un duelo de labores y esperanzas'.

Víctor García de la Concha es director de la Real Academia Española.

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