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PSIQUIATRÍA | Atenderá a pacientes peligrosos que no responden a las terapias convencionales

La sanidad vasca crea una unidad para las psicosis refractarias al tratamiento

La psicosis es la alteración mental más devastadora dentro de las patologías psiquiátricas. Los pacientes desvirtúan la realidad y la modifican en función de su percepción distorsionada. Dentro de la psicosis, la refractaria es la variante más grave porque las personas que la padecen no responden a los tratamientos convencionales y se vuelven peligrosas para sí mismas y para el entorno. El Servicio Vasco de Salud acaba de inaugurar la primera Unidad de Psicosis Refractaria de España, un dispositivo especial para dar tratamiento intensivo e integral a estos pacientes.

La unidad se ubica en la planta baja del Hospital Psiquiátrico de Vitoria y se trata de una vieja demanda de las asociaciones de familiares de enfermos psiquiátricos que fue recogida por el Parlamento vasco en 1997 a través de una proposición no de ley de Izquierda Unida.

Hasta ahora, estos enfermos eran tratados en la red de salud mental extrahospitalaria, en los hospitales psiquiátricos o en los servicios de psiquiatría de los hospitales de agudos. Sin embargo, los enfermos diagnosticados de psicosis refractaria (esquizofrénicos y maniaco-depresivos) no responden a los tratamientos convencionales y sufren constantes recaídas, con lo que el sistema sanitario se desgasta en su ayuda con pocos resultados. Además, hay una serie de elementos ambientales que no existían hace unos años y que ahora agregan más dificultades para el cuidado de los pacientes psiquiátricos y psicóticos, como es el abuso de las drogas.

El jefe de la unidad, Edorta Elizagarate, asegura que los centros sanitarios no están adaptados para estos enfermos. 'Cuando se produce la transformación de las estructuras hospitalarias en los años ochenta, se acerca la psiquiatría a la población general, tratando de eliminar el estigma de la especialidad, pero hay una serie de pacientes que no pueden recibir tratamientos idóneos para sus patologías con los dispositivos actuales. La Unidad de Psicosis Refractaria nace para esos enfermos', explica.

Los tratamientos que recibirán los pacientes de esta unidad son similares a los que se aplican en la red de salud mental de Osakidetza, basados en la dispensación de fármacos y en una terapia que les permita concienciarse de la enfermedad que sufren. La novedad estriba en que los tratamientos se realizan en una unidad específica, de una manera intensiva y personalizada, con gran dotación de personal y en un espacio muy amplio, que permite a los enfermos no sentirse agobiados.

Seis meses

El jefe de servicio del Hospital Psiquiátrico de Álava, Jesús Ezcurra, precisa que estos casos no tienen cura y, por lo tanto, lo que se persigue es 'que los periodos entre cada crisis sean de la máxima duración'. Es decir, un mejor control de la enfermedad para que los pacientes psicóticos tengan una mayor calidad de vida dentro de sus posibilidades. También advierte de que la unidad no se va a convertir en un destino definitivo para nadie, sino que será transitorio.

El gran riesgo está en cómo ubicar al paciente cuando salga de la unidad, en la que los tratamientos están previstos para un plazo de tiempo que no exceda de los seis meses. 'En la última fase de la estancia en el servicio habrá que hilar muy fino', dice Elizagarate. 'Hay que preparar al enfermo para el alta. Es muy importante el trabajo de coordinación con el servicio de la red convencional que trataba antes al paciente. El enfermo va a regresar a él y es preciso que no caiga en saco roto el trabajo realizado en la unidad', señala.Una comisión se encargará de decidir qué enfermos ingresan, en qué momento deben recibir el alta médica y el seguimiento posterior de su trayectoria en los servicios de salud mental que sigan con el tratamiento. La comisión está integrada por el médico que propone la hospitalización, tres profesionales del Psiquiátrico de Álava, un representante de Osakidetza y un médico forense.

En la actualidad, los recursos terapéuticos de los países europeos para este tipo de enfermos es de una cama por cada 125.000 habitantes. La esquizofrenia en población general gira entre el 0,8% y el 1,4%.

'Que la reforma no sea un simple lavado de cara'

La inversión realizada por el Gobierno vasco ha ascendido a 116 millones de pesetas. La apuesta del Parlamento autónomo y del Ejecutivo de Vitoria por este tipo de atención es reconocida por los profesionales sanitarios. Ezcurra recalca que 'el Gobierno vasco ha invertido en esta unidad, cuando en otros lugares la psiquiatría está siendo cenicienta con pseudorreformas. Hay que invertir mucho dinero en la asistencia psiquiátrica para que la tan cacareada reforma sea realmente eso, una reforma y no un simple lavado de cara. Se trata de tener sensibilidad social, pero también política'. Los familiares de los enfermos psiquiátricos ha sido el colectivo más aliviado por la inauguración de la nueva unidad. Los portavoces de estas asociaciones creen que el paso por el servicio permitirá a los pacientes experimentar progresos y acercarse poco a poco a otros peldaños rehabilitadores, como son los hospitales y centros de día, y los talleres ocupacionales. Según este colectivo, cuando los enfermos comprueban que van mejorando, aceptan mejor la situación por la que atraviesan y facilitan la relación con su entorno. El gran espacio del que dispone la unidad (2.000 metros cuadrados, de los que la mitad son de jardín) es una de las circunstancias que más resaltan los especialistas. Según el doctor Ezcurra, cuando un paciente con psicosis refractaria sufre una crisis y se encuentra en un especio pequeño puede llegar a complicarse mucho la situación y a aumentar la tensión. 'Una estructura abierta facilita el tratamiento. Aquí hay salas de esparcimiento, jardín', explica. La unidad cuenta con 14 habitaciones, de las que 13 son individuales. La plantilla profesional está integrada por 31 personas, entre las que figuran dos psiquiatras, un psicólogo clínico, 13 enfermeras especialistas en psiquiatría, doce auxiliares, un asistente social, un terapeuta ocupacional y un auxiliar administrativo. Las previsiones de los responsables es que pasen por este servicio alrededor de 50 pacientes al año. Los tratamientos oscilarán entre los tres y los seis meses, para los casos más complicados o que requieran una atención más exhaustiva. El servicio no admitirá pacientes que estén cumpliendo condena con custodia policial. También rechazará enfermos cuyo diagnóstico principal sea el de un transtorno de personalidad o de drogodependencia, con retraso mental o con ingreso urgente de carácter judicial.

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