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SEGURIDAD ALIMENTARIA

Un 80% de los casos positivos en Portugal se concentra cerca de Galicia y Castilla y León

Las autoridades reconocen que el tránsito fronterizo de la cabaña fue difícilmente controlable

Las autoridades sanitarias y los ganaderos del país vecino han reconocido que hasta la fecha del mencionado embargo el tránsito de la cabaña animal en ambas direcciones era difícilmente controlable, aunque subrayan que, a partir de 1998, la permeabilidad de la frontera común se ha franqueado con diversas medidas de control e identificación del ganado para conocer su procedencia de una forma rigurosa. Unos argumentos que a veces no confirma la realidad detectada por este periódico en esta misma semana.

Asimismo, el semanario Expresso informaba el pasado 8 de diciembre de que Portugal 'continuaba exportando animales vivos y carne de vaca fresca y congelada para España, Francia, Alemania, Luxemburgo, Macao, Angola y Cabo Verde, a pesar del embargo comunitario, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, entre enero y agosto de 2000'. El ministro de Agricultura, Capoulas Santos, reconoció esos datos, pero explicó que se trataba de 'animales procedentes de las Azores que no estaban sometidos al embargo', pero donde se han detectado en las últimas semanas 17 casos de EEB en vacas procedentes supuestamente de Alemania, según la información oficial. Capoulas Santos argumentó que 'esa carne podría ser extranjera' y, por tanto, autorizada para ser reexportada por Portugal.

En la mencionada publicación, el responsable del Colegio de Veterinarios, Cardoso de Resende, explicaba: 'Es difícil creer que Portugal esté violando el embargo comunitario. O los datos del INE están equivocados o la exportación de carne portuguesa es un gran escándalo; una situación muy difícil de explicar'.Portavoces oficiales del Ministerio de Agricultura portugués informan de que, desde la implantación del embargo, las autoridades sanitarias han sacrificado 15.908 cohabitantes de animales con EEB, entre los cuales se hicieron 9.111 análisis, en que fueron registrados un total de 21 reses con la enfermedad de las vacas locas. La cabaña portuguesa está compuesta por 1,32 millones de animales, de los cuales 630.000 son vacas teóricamente destinadas al consumo humano, entre un total de 130 criadores de ganado.

Dichas fuentes aseguran que las autoridades han cerrado 50 mataderos y han establecido unos sistemas de control para frenar el contagio de la enfermedad. Entre esas medidas figuran la prohibición desde 1988 de las harinas de carne y huesos, y de aves, desde 2000, para la alimentación de todas las especies animales, la retirada y destrucción de todos los surtidos existentes, y el control sistemático, analítico y documental de todas las explotaciones y operadores y receptores de alimentos, donde fueron realizados 9.778 análisis hasta la fecha, detectándose sólo cinco casos positivos.

Las autoridades portuguesas reconocen que la destrucción de los animales infectados y sacrificados ha planteado algunos problemas, dado que los grupos ecologistas se han negado a que fuesen incinerados en algunas cementeras y otros centros del país. En este momento, el Gobierno ha sacado a concurso un proyecto para la incineración de estos residuos, que entretanto se encuentran perfectamente almacenados o han sido enterrados en cementerios sanitarios.

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