Pedro Sorela explora la aventura en su nuevo libro
Una exploración de la aventura, un regreso al mundo juvenil del explorador, una búsqueda de asombros, de perplejidades, de cambios. Eso es, más o menos y además de otras cosas, la nueva novela del escritor hispano-colombiano Pedro Sorela (Bogotá, 1951).
El libro se titula Trampas para estrellas, tiene 272 páginas, en su día tuvo 700 y al autor le costó cuatro años reducirla hasta su longitud actual. 'Ya no hay tiempo para escribir como Galdós', dijo ayer, durante la presentación en el Círculo de Bellas Artes. 'Prefiero que la novela sea una sugerencia antes que una toma de postura política, y me preocupa mucho la rapidez de lectura, el ritmo. Ya pasaron los días del ritmo a lo Clarín, de la lectura morosa'.
Junto a él estaba su amigo mexicano Juan Villoro, que se preguntó si es posible hoy hacer exploración en la novela y se contestó que sí, 'pero profundizando en la tradición'. Además, reivindicó la capacidad de Sorela para crear asombro y para inventar una aventura nueva, y contó que al leer Trampas para estrellas se acordó de Viaje al fondo de la tierra. 'Allí Julio Verne escribía que era necesario tomar lecciones de abismo. No sólo en el sentido geográfico sino en el sentido de vértigo interior. Y eso es lo que hace Sorela, poniendo de paso en cuestión el mundo contemporáneo'.
Búsqueda
El autor, de madre colombiana y abuelo explorador, explicó que la novela hunde sus raíces en una búsqueda triple, inconsciente quizá, que coincide con sus tres vocaciones: la del periodista, la del profesor y la del novelista. Para Sorela, la novela 'no es el espejo del camino sino espejo y camino. O es creación o no es nada'.
A Sorela le interesa 'la periferia como condición de la escritura y de la búsqueda', y sitúa la acción en una selva imaginaria y en Madrid, ciudad que considera 'un privilegio para exploradores'. En ese ámbito, recrea la pérdida de la inocencia, el momento en que 'los jóvenes príncipes están a punto de convertirse en esclavos de una empresa cualquiera'.
