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Un cambio de rumbo político

Juan Jesús Aznárez

Los presidentes actuales, más hacia la derecha que hacia la izquierda, no son ya los terratenientes o generalotes gorilas investidos jefes de gobiernos. Las nuevas jefaturas rechazan el fatalismo sosteniendo que los procesos políticos y electorales consolidan progresivamente la cultura de la paz y las liberalizadas economías de la región, que, ayudadas por la inversión extranjera y las privatizaciones, poco a poco habrán de beneficiar a todos. De hecho, las exportaciones e importaciones totales de países muy dependientes de EE UU aumentaron hasta un 50% a finales de los noventa. El déficit comercial, no obstante, ronda los 9.000 millones de dólares, equivalentes al 15% del PIB regional.

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La tragedia infinita de América Central

Pero, en mayor o menor medida, el tortuoso destino centroamericano sigue uncido a males antiguos y a algunos relativamente recientes, como el narcotráfico, la complicidad con los carteles colombianos en su recorrido hacia Estados Unidos o el lavado de dinero. Pese a los esfuerzos, el pasado todavía determina el presente. El ex general Efraín Ríos, acusado de genocidio, manda en el Congreso guatemalteco, para escarnio de sus víctimas. Son palpables los recelos entre la gubernamental Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de cuyas filas salieron los escuadrones de la muerte salvadoreños, y el ex guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Y en Nicaragua la sociedad permanece dividida entre los seguidores de los ex comandantes sandinistas y aquellos que los aborrecen.

Afortunadamente, y a pesar de la supervivencia de espadones reos de delitos de lesa humanidad, las Fuerzas Armadas centroamericanas, sostén de las dictaduras político-castrenses del pasado, aceptaron su profesionalización, son cada vez más apolíticas y comienzan a colaborar en el desarrollo. Pero el optimismo oficial fue ignorado por los casi tres millones de emigrantes más dispuestos a doblar el lomo y picar piedra en EE UU que a permanecer en patrias agostadas por las guerras civiles de los años setenta y ochenta, por procesos de reconciliación nacional inconclusos, por el fenómeno El Niño, el huracán Mitch y las erupciones volcánicas. Su alejamiento, de alguna manera, libera tensiones nacionales, en tanto que las remesas enviadas a sus familias en San Salvador, Guatemala, Tegucigalpa o Managua suman cerca de 2.500 millones de dólares (unos 400.000 millones de pesetas).

Crecimiento regional

América Central abandonó el estatismo y franqueó el paso a la iniciativa privada. Pero pese a que el crecimiento regional fue del 4,9% en 1998, el mayor del último quinquenio, se manifestó inestable y a la baja en el promedio de los siguientes ejercicios: Guatemala creció un 3,5% en el último ejercicio, inferior al 5,1% de 1998; El Salvador bajó también hasta el 2,5%, Honduras registró un 3,8% y Nicaragua exhibe una contracción. La renta per cápita, en torno a los 1.700 dólares anuales, es mucho más alta en Panamá y Costa Rica, más de 3.300 dólares, que en Nicaragua y Honduras, menos de 800 dólares. Ahora bien, la injusta distribución de la riqueza, caldo de cultivo de los alzamientos en armas, no parece haber cambiado significativamente.

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