Cardiólogos españoles desarrollan un nuevo método contra las arritmias
Un equipo de cardiólogos españoles ha ideado un método que facilita el tratamiento de un tipo de arritmias muy frecuente, el flutter o aleteo auricular (contracción superrápida de las aurículas del corazón como si fueran las alas de una mosca), que afecta a cinco de cada 1.000 adultos. El nuevo método supone un perfeccionamiento de la llamada ablación por radiofrecuencia, la novedosa técnica sin bisturí que se utiliza actualmente para tratar esta patología, haciéndola más sencilla y segura para el paciente, y consiguiendo una curación próxima al 90%.
El término arritmia engloba todas las alteraciones del ritmo cardiaco normal (entre 60 y 100 latidos regulares por minuto en reposo, aunque algunos jóvenes y deportistas pueden tener menos), ya sea porque su frecuencia es anormalmente alta (taquicardia) o baja (bradicardia) o porque los impulsos eléctricos siguen trayectos (cables celulares) anómalos o hay bloqueos.
La variación de la frecuencia cardiaca es algo habitual y normalmente inofensivo que ocurre con el ejercicio físico y las emociones. Asimismo, las arritmias pueden ser inofensivas, como es el caso de las extrasístoles (pulso irregular con latidos cardiacos adicionales durante un tiempo), que afectan en algún momento a la mayoría de la gente sana, por estrés o consumo de alcohol. Pero también las hay potencialmente mortales.
En general, las arritmias sólo precisan tratamiento cuando dan síntomas (palpitaciones, mareos o pérdida de conocimiento). En los casos más graves, la utilidad de los medicamentos es muy limitada, y a menudo requerían hasta hace unos años una intervención, que se realizaba a corazón abierto. La introducción hace una década de la ablación por radiofrecuencia permitó operar las arritmias sin bisturí, mediante la introducción de varios catéteres para eliminar o bloquear los cables anómalos.
Lo que ha conseguido ahora el equipo de Julián Villacastín, jefe de la Unidad de Electrofisiología del Instituto de Cardiología del hospital San Carlos de Madrid, es simplificar esta técnica para el tratamiento del flutter, reduciendo el número de catéteres de cinco a dos,
lo que representa un menor número de pinchazos en la vena femoral y un menor riesgo de complicaciones, como la temida perforación del corazón.
Como explica Villacastín, 'con uno de los catéteres calentado por radiofrecuencia a 70 grados se quema una zona de tejido auricular para interrumpir un impulso eléctrico anómalo que daba vueltas a 300 revoluciones por minuto', mientras 'el otro catéter sirve de control para comprobar que se ha cortado el impulso anómalo.'
Con este método, del que se da cuenta en la revista Circulation del 19 de diciembre, disminuye sensiblemente el tiempo de exposición a los rayos X, un tipo de radiación que cuenta con un amplio currículo de efectos secundarios, y que en este caso sirven para guiar la colocación de los catéteres y para localizar la lesión. Además, la duración de esta intervención, que sólo necesita anestesia local, se lleva a cabo en poco más de una hora, frente a las cuatro que duraba hasta ahora.
'Aunque la mayoría de las arritmias no suelen ser peligrosas', asegura Villacastín, 'tanto la fibrilación auricular como el flutter, que son la primera y la segunda más frecuentes, pueden aumentar el riesgo de embolia'. Casi todos los hospitales grandes y medios españoles tratan las arritmias con radiofrecuencia desde principios de los años noventa. De momento, esta nueva forma de tratar las arritmias, más benigna para el paciente, se practica en el hospital Clínico y en el Gregorio Marañón, ambos en Madrid. Pero al ser una técnica sencilla puede aplicarse con la tecnología que existe prácticamente en todos los hospitales que cuenten con unidad de electrofisiología cardiaca.
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