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Una exposición de Pierre Bonnard recoge todas sus etapas en 66 obras

El Conde Duque presenta óleos, dibujos y fotografías del pintor

La crítica de arte y comisaria Martine Soria ha reunido 66 óleos, litografías, dibujos y fotografías de Pierre Bonnard (Fontenay-aux-Roses, 1867- Cannet, 1947) como un acercamiento, desde fondos muy diversos y hasta el 4 de marzo, a 'una época innovadora y fundamental para la comprensión del arte del pasado siglo'.

La sala reformada Juan Gris, del Centro Cultural Conde Duque, de Madrid (Conde Duque, 11), se une a la avalancha de exposiciones en torno a Bonnard que se han programado en los últimos años. En 2000 fue el museo Maillol de París y en los anteriores la Tate Gallery de Londres y el MOMA de Nueva York. En España se presentaron muestras en Madrid y Barcelona, en 1983 y 1984, organizadas por la Fundación Juan March y la Fundación La Caixa.

El montaje comienza con una selección de fotos realizadas por Bonnard en el cambio de siglo, con retratos familiares, modelos y, sobre todo, de Marthe desnuda, su musa y mujer durante 50 años, que aparece con frecuencia en otras obras de la muestra. En estos testimonios gráficos, que pertenecen a la familia, el pintor comprende las posibilidades de la cámara, como en los casos de Dégas, Toulouse-Lautrec, Vuillard y Munch.

El profeta del simbolismo, el pintor de la felicidad y el maestro del desnudo, como se ha identificado con frecuencia a Pierre Bonnard, aparece en distintos ángulos de la sala. El pintor llegó a decir: 'Espero que mi pintura aguante sin resquebrajarse. Me gustaría presentarme ante los jóvenes pintores del año 2000 con alas de mariposa', según recordó ayer Martine Soria. 'Su arte, que mantiene una eterna juventud más de cincuenta años después de su muerte, interpela a las nuevas generaciones y apasiona a las demás', señala la comisaria en su estudio del catálogo dedicado a la luz y el color.

Los apuntes sobre Bonnard que propone la exposición llevan textos de Rocío Gracia en distintas partes de la sala, y más ampliados en el catálogo. Las primeras obras, desde la última década del siglo XIX, forman parte del periodo de los jóvenes profetas (nabis, del hebreo nabiim), más conocidos como simbolistas, con una gran influencia del arte japonés, sobre todo a partir de la difusión de las estampas ukiyo-e. Los amigos del pintor le llamaban 'un nabis muy japonés', como se aprecia en sus composiciones.

Otro aspecto que aparece es su relación con las artes decorativas, con el biombo El paseo de las niñeras (1899) y diseños a lápiz para un comedor y un mueble, junto con litografías para la Revue Blanche. La vida del París de fin de siglo es objeto de óleos, litografías y numerosos retratos a lápiz, donde aparece el cuadro Thadée Natanson y Misia (1906), de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Las secciones más amplias recogen los desnudos, la vida familiar y los últimos paisajes. 'La pintura de Bonnard pone de manifiesto el conflicto entre realidad e imaginación, entre la voluntad de progreso y la indolencia ante el desarrollo, entre la vida burguesa y la bohemia', escribe Rocío Gracia.

El catálogo incluye también un texto de Michel Terrasse, sobrino nieto del artista, publicado en París en 1966, en el que evoca la intimidad y la soledad del pintor en su estudio. 'Este hombre no concedía nunca reposo a sus ojos, ni tampoco tregua al ejercicio de sus sentidos. De la mañana a la noche tenía la inquietud de verlo todo, de captarlo todo, siempre al acecho'.

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