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La Corte Suprema apoya a Guzmán e insta a Pinochet a someterse mañana a la justicia

El ex dictador quedó así atrapado por la red que tendió el juez y sólo le queda el desacato que ya anunció para evitar los exámenes mental y neurológico que se le practicarán en el Hospital Militar, o rendirse y aceptarlos, cambiando su determinación inicial.

Poco antes del fallo del Tribunal Superior, el propio Guzmán había denegado dos recursos de reposición que interpuso la defensa de Pinochet, pidiéndole precisar que todos los análisis de las pruebas médicas serán efectuados por personal del Hospital Militar y en ese recinto, y postergar los exámenes y el interrogatorio. En este último caso, la petición incluía además recurrir de inmediato a la Corte de Apelaciones de Santiago si Guzmán no accedía a la solicitud, lo que el juez sí admitió. Pero la quinta sala de esta corte sólo podrá reunirse el lunes 8, en la víspera del interrogatorio del martes, con lo que tendrá la llave final en sus manos de la declaración indagatoria del ex dictador.

Sin embargo, el abrumador apoyo a Guzmán en la resolución de ayer del pleno de la Suprema hace poco probable que el tribunal de alzada santiaguino vaya a modificar el lunes las fechas de las diligencias. Sólo dos magistrados, Servando Jordán y Oscar Carrasco, votaron en contra.

Mantener las fechas

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Escuetamente, el secretario de la Corte Suprema, Carlos Meneses, informó de que la resolución fue: 'Estese a lo resuelto en los autos criminales respectivos', para indicar que el Tribunal Superior decidió mantener las fechas fijadas por Guzmán. Explicó también que los jueces no reprendieron al magistrado, y que además no lo retirarán del caso.

Entretanto, el ex dictador partió en la noche del jueves desde su domicilio en el lujoso barrio de La Dehesa, en Santiago, a su residencia campestre de Los Boldos, situada en Bucalemu, 150 kilómetros al suroeste de Santiago, en un gesto que fue interpretado como un apresto para su anunciado desacato al juez.

Hasta las 24.00 horas de ayer tenía tiempo su defensa para fijar el domicilio en que se realizará la declaración indagatoria -privilegio que dispone en su calidad de general retirado-, según había estipulado Guzmán. De no hacerlo, será el primer indicio de que mantiene su rebeldía.

Fuentes judiciales creen que lo más probable es que Guzmán espere a que Pinochet concrete su desacato no concurriendo a los exámenes médicos ni al interrogatorio, antes de adoptar alguna medida.

Si el ex dictador sigue la estrategia de la rebeldía ante el juez, Guzmán tiene dos caminos posibles. Primero, procesarlo por sospechas de su participación en los 57 homicidios y 18 secuestros cometidos por la Caravana de la Muerte en 1973, sin tomarle declaración previa, ordenando su arresto domiciliario, tal como ya lo hizo en diciembre. También podría intentar forzarlo a someterse a las diligencias, ordenando su arresto domiliciario durante cinco días y en este lapso tomarle los exámenes y la declaración indagatoria.

En el terreno político, el desacato del ex comandante en jefe abre interrogantes. La primera y más obvia, es quién concreta la orden de arresto domiciliario. La segunda, si Pinochet la acataría, contando como cuenta con la protección personal de comandos especializados que le proporciona el Ejército en su calidad de ex comandante en jefe de la institución.

La estrategia del desacato de la defensa de Pinochet busca un doble efecto. Por un lado, abrir la posibilidad de una salida política al caso, lo que cuenta con el respaldo de la derecha y de los militares. Por otro, influir sobre las decisiones pendientes en el Poder Judicial, lo que hasta ayer al menos tampoco parecía dar resultados.

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