El Gobierno de Colombia y el ELN buscan una zona para dialogar
Obstáculo para la paz
El presidente de Colombia, Andrés Pastrana, tiene la esperanza de firmar la paz antes del fin de su mandato con el Ejército de Liberación Nacional, ELN. Pastrana recibió ayer a dirigentes de varias organizaciones que se oponen a la creación de una zona de encuentro en la región del Magdalena Medio para realizar la Convención Nacional, un mecanismo elegido por el ELN para la negociación. El Gobierno trata de convencerlos de que la zona de encuentro no será otro Caguán, es decir, una zona controlada totalmente por la guerrilla, como lo son los 42.000 kilómetros cuadrados donde se adelantan los diálogos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, en torno a San José del Caguán, al sur del país.
"Todos tenemos que poner, hacer sacrificios y buscar mecanismos que nos permitan consolidar una zona para el encuentro", dijo el presidente antes de la reunión. Sobre la mesa , y dispuesto a aceptar ajustes, el Gobierno colocó el preacuerdo logrado con el ELN en recientes encuentros realizados en Cuba. Según éste, la zona de encuentro contará con la supervisión internacional, la policía permanecerá en ella y el Ejército hará controles periféricos (la zona de diálogo con las FARC está completamente desmilitarizada). Además, las autoridades judiciales seguirán actuando. Anoche seguía la reunión.
Extraoficialmente, se asegura que en el preacuerdo se redujo a dos el número de municipios elegidos para la negociación: San Pablo y Cantagallo, los dos situados al sur del departamento de Bolívar.
La creación de esta zona ha sido la piedra en el zapato de este proceso de paz. En la reunión de Río Verde, en octubre de 1998, Gobierno y ELN fijaron para el 13 de febrero siguiente el inicio de la Convención, y para el 12 de octubre, la sesión de "síntesis, consensos y conclusiones" sobre la negociación. Se fijó también la agenda con cinco temas centrales: derechos humanos, recursos naturales, democracia, economía y problemas sociales, y cultura e identidad. Pero todo se enredó cuando se habló de los cuatro municipios exigidos por la insurgencia, en la conflictiva y rica zona del Magdalena Medio, donde hay presencia de las FARC y cada día es más fuerte el poder de los paramilitares. Estos grupos de ultraderecha controlan allí el negocio de la cocaína (prohíben a los campesinos vender la pasta de coca a los intermediarios cercanos a la guerrilla) y controlan también la zona de donde se extrae el 40% del oro que produce el país.
El presidente, en su mensaje de Navidad, aseguró que en las negociaciones con las FARC se ha avanzado mucho. No obstante, el proceso está congelado por decisión unilateral de esa guerrilla, que exige un compromiso real del Gobierno en la lucha contra el paramilitarismo, cuyos lazos con sectores del Ejército son denunciados permanentemente por distintas organizaciones sociales.
Este fin de semana, los paramilitares asesinaron a 15 civiles en el departamento de Antioquia.
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